ZARAGOZA | Gabi Fernández diseña un Zaragoza diferente, el suyo. En su plan ha creado un cuerpo técnico propio, hecho a su medida, capaz de entender el fútbol a su manera. Mario Jiménez será su segundo entrenador, el testigo ideal de sus ideas. Como escuderos ha incorporado a Chus Herrero y Boris Antón, que tendrán el cargo de asistentes. En la preparación física habrá tres integrantes, con Daniel Castro a la cabeza y Pablo Quílez y Miki Lampre como escuderos. Salvador Sánchez se ocupará de los entrenamientos específicos de porteros y Jesús Cabrero recuperará la figura del psicólogo deportivo, en una estructura que el Real Zaragoza ha dotado de un nombre concreto: la Oficina del jugador.
A partir de ese grupo de trabajo, Gabi Fernández pretende desarrollar su propuesta. La de un equipo intenso, competitivo, que pueda hacer la diferencia desde el plano físico. La hoja de ruta quedó definida a partir de las dobles y triples sesiones, con un primer campamento base: Los Ángeles de San Rafael. Todas las jornadas han estado marcadas por un esfuerzo físico integral y agotador. Entre el trabajo específico de campo, marcado por la energía y los gritos de Gabi, las jornadas de fondo en El Air Golf Club y las sesiones de gimnasio restan alrededor de media docena en Los Ángeles de San Rafael.
De momento, los futbolistas miran el balón como un regalo, sabiendo también que ese tiempo llegará más tarde. Será Benasque el lugar en el que se aplique ese trabajo de campo y se defina una pared maestra: un equipo que funcione como una sola unidad. Esa es la idea que quiere implantar Gabi Fernández y un cuerpo técnico que quiere registrar todos los valores y parámetros, que pondera el valor atlético que tiene ya el fútbol moderno.
Entre bambalinas se repiten dos conceptos de una forma sistemática: la energía y la intensidad. También un verbo que siempre definió este juego y todos los que llegaron detrás: ganar.