ZARAGOZA | Luna es mucha más segunda opción para Gabi de lo que fue para Ramírez. Si con Víctor Fernández tuvo que recurrir a la cultura del esfuerzo para derribar la puerta, el camino no parece que sea diferente esta vez. El canterano vuelve a la casilla de salida después de una titularidad en los últimos cuatro encuentros y con Francho en un lugar que nunca estuvo tan cerca de pertenecerle.
La historia de Luna en el Zaragoza empezó a escribirse desde Irún, en una cesión que le dio tiempo y tablas para hacerse al fútbol de mayores. Descarte de primeras en verano, usó el camino del gol para cambiar su etiqueta y a través de un fútbol explosivo, equilibrado en ambas zonas del campo y un acierto en ataque impropio de un lateral venció a la lógica y a Calero, al que acabó relegando en el banquillo.
En el Zaragoza de Gabi prima el orden y el rigor defensivo, un escenario que también ha demostrado dominar. Lo cierto es que ante el Córdoba varias malas decisiones en la segunda parte afearon un partido riguroso ante Jacobo. Consiguió domar el talento del extremo y los miedos de la situación. Si durante tiempo generó una asociación prometedora con Aketxe, ahora el Zaragoza le necesita de otra forma: siendo una opción de peso en las segundas parte.
Marcos Luna tiene a favor su dinámica personal y un matiz que no abunda en la plantilla: es un tipo polivalente, versátil en todas sus formas, con condiciones para jugar en la izquierda también si es necesario. Los carriles han llevado últimamente la firma de la Ciudad Deportiva, con dos nombres que pocos habrían imaginado. En ese debate, puede que Luna haya perdido empuje, pero espera su oportunidad mientras convierte en realidad su sueño de niño.