No pareció casualidad que el jugador que rompiera la racha de un mes sin marcar fuera Maikel Mesa, el camino más fiable hacia el gol en este Zaragoza. Autor de 4 tantos, sus últimos dos meses eran el fiel reflejo de un equipo en depresión, peleado con su propia suerte. Con algún rumor que apuntaba a su lugar en el vestuario, Mesa encontró la mejor solución a los problemas propios y colectivos, un gol para cambiarlo todo.
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Maikel Mesa, el espejo de todo
Maikel Mesa descubrió en pretemporada una condición que le hace distinto al resto. Capaz de pensar donde otros tienen prisa, su fútbol se define a través de la llegada. No está, aparece. Y siempre se le espera.
Durante dos meses de competición, Maikel Mesa perdió protagonismo en los partidos. Quizá desorientado en el plan de Escribá, dejó de aparecer en el lugar en el que se le busca. Un rumor tomó fuerza en las últimas semanas del técnico: Mesa había dejado de entenderse con Fran Escribá. La especulación alcanzó niveles más altos y se llegó a decir que el tinerfeño, uno de los capitanes de la plantilla, había rechazado aparecer ante los medios tras las derrotas.
A estas alturas no se puede asegurar a ciencia cierta cuánta verdad hay detrás de ese murmullo, pero el fútbol sí que ofrece otras conclusiones. En lo bueno y en lo malo, Maikel Mesa es en este curso el mejor espejo del Zaragoza. Hay una relación directa entre su fútbol y los triunfos del Real Zaragoza. Si él está entonado y no se siente un incomprendido, el equipo tiene un rostro competitivo distinto y se siente capaz de ganar a cualquiera
En el minuto 39 de partido, el Real Zaragoza encontró el tanto que buscó durante el último mes de competición. Allí apareció Maikel Mesa, suave y elegante, en su lugar favorito: en el sitio del gol.