ZARAGOZA | Marc Aguado da pasos discretos pero firmes en su evolución. Sus últimos partidos demuestran sus progresos, un salto claro en los números y en su fútbol. A su favor juega una estadística significativa: con él de titular, el Real Zaragoza solo ha perdido dos partidos, ante Burgos y Eibar. Solo faltó en una de las ocho victorias del curso, ante el Levante en La Romareda. En el resto de los triunfos (Cádiz, Cartagena, Elche, Tenerife, Eldense, Granada y Racing de Ferrol), Marc Aguado siempre estuvo, con mayor o menor incidencia en el partido o el resultado, entre los once escogidos.
Marc Aguado, los números de una evolución
Su fútbol cerebral se explica mejor a través del pase, de un juego de combinación en las distancias cortas. En esa faceta posee el porcentaje más alto de todos los mediocampistas del Zaragoza: 86´2 %, solo superado en los registros totales por Bernardo Vital y Lluís López, cuyos pases no siempre conllevan los mismos riesgos. La evolución de Marc en los últimos partidos ha pasado por orientar el fútbol colectivo y hacerlo más vertical, hasta conseguir que el 38 % de sus pases sean verticales. La estadística descubre también una curiosidad: Marc Aguado es el mediocampista de la liga con mayor porcentaje de duelos aéreos ganados en campo contrario (100 %) y el segundo con mayor distancia media en sus conducciones.
En los últimos partidos ha sido capaz de proyectar la defensa colectiva: elige mejor sus saltos de presión y acude puntual a los duelos. Un nuevo ranking demuestra esa condición: es el segundo futbolista del Real Zaragoza con más recuperaciones (se acerca a las 3 por encuentro). Frágil en los duelos, desarrolla ese registro a través de la intuición y la anticipación. Si no es el más rápido, debe llegar a la disputa antes del choque y la lectura de la jugada es siempre su mejor ventaja.
Secretos y etiquetas
El fútbol del Zaragoza en esta primera vuelta prescindía de las estaciones intermedias: en muchas ocasiones los mediocampistas veían pasar el juego desde su asiento, atropellados por el correcalles que favorecía a sus delanteros. En ese contexto, Marc Aguado se ha acostumbrado a ser más el coche escoba que el constructor del juego. Quizá la llegada de Miguel Ángel Ramírez, defensor del fútbol posicional, le dé un lugar distinto, más estratégico en el juego del grupo.
A Marc Aguado le persiguen algunas etiquetas: el apellido, sus registros físicos, su debilidad en las disputas o la idea de que sea un jugador para un único contexto. Si se acepta esa última premisa, conviene recordar que el Zaragoza nunca ha desarrollado un escenario de juego favorable para el canterano. Ni siquiera le ha dado la posibilidad de formar con cierta regularidad junto a dos interiores, en el que parece el mejor entorno para él. A cambio, Aguado ha crecido de manera sensible en segmentos que no parecían suyos: en los registros defensivos y en sus números sin balón. Su siguiente evolución pasa por dos cosas: darle mayor mordiente a su fútbol y mejorar su consistencia en las segundas partes.
“Marc Aguado no es un futbolista para todos los públicos”, se escuchaba en La Ciudad Deportiva el pasado verano, cuando se preguntaba por una renovación sobre la que sigue sin haber noticias. Unos meses más tarde, Marc lucha por cambiar algunos clichés y ser cada vez más un jugador para todos los equipos. El canterano traza una distancia compleja: entre el futbolista que es y el que la gente esperaba que fuera. El concepto es injusto desde el principio: él no puede jugar en la cabeza de la gente. Y aún así, poco a poco, con un fútbol cerebral y silencioso, le gana metros a una idea. Y lo hace con los números en la mano.