HUESCA | No va más. Oficialmente, Miguel Loureiro ya es nuevo jugador del Deportivo de La Coruña de Antonio Hidalgo. El lateral gallego y la SD Huesca han cerrado su traspaso tras varias semanas de negociaciones y obstáculos que alargaron una operación deseada por el futbolista. Como adelantó Sport Aragón desde mediados de julio en exclusiva, Loureiro deja el club altoaragonés tras dos temporadas y 75 partidos oficiales, siendo uno de los jugadores más utilizados en ese periodo y portando incluso el brazalete de capitán. Acaba el culebrón del verano.
La despedida del jugador se hizo pública en una entrevista en exclusiva para el programa Balones Fuera SDH, donde Loureiro expresó con claridad a Pablo Barrantes su deseo de regresar a casa: “Es una oportunidad única para mí. Es volver a casa, al club de mi ciudad, y eso es especial. Así se lo he trasladado al club con el máximo respeto”, confesó.
En sus palabras, no faltaron los agradecimientos hacia el Huesca: “He sido muy feliz aquí. Me he encontrado con una familia increíble. Tengo un cariño enorme a todo el mundo. Mi decisión no tiene nada que ver con el Huesca o con su gente”, añadió.
Una operación complicada y a tres bandas
Aunque el Huesca y el Deportivo alcanzaron un acuerdo hace días, la oficialidad del traspaso se retrasó por la intervención de un tercer actor: el CD Lugo. El equipo lucense, del que Loureiro llegó al Huesca en 2022, retenía ciertos derechos sobre el jugador que complicaban el cierre total de la operación.
De hecho, Loureiro viajó a Galicia con la intención de ayudar a desbloquear el traspaso. Un gesto que demostraba su implicación personal y sus ganas de cerrar el círculo con una vuelta a casa. Sin éxito inmediato, volvió a Huesca sin tensiones, manteniéndose disponible para entrenar y competir. Desde la entidad azulgrana se entiende que su comportamiento durante el proceso ha sido correcto, lo que ha facilitado el desarrollo de la operación.
Ahora, con 27 años y tras consolidarse en el fútbol profesional, regresa a su terreno para defender los colores del Deportivo, a solo 17 kilómetros de Cerceda, su cuidad de origen. Un movimiento que no ha estado exento de polémica, pero que, tras medio mes de tiras y aflojas, ha llegado a su fin.