El paso del delantero de La Laguna por Zaragoza ha sido tan atropellado como esos giros del guion en su última actuación con el escudo del león. Su entrada a los partidos siempre estaba marcada por un arrojo y una entrega innegociables en cada acción. Nano Mesa ha tenido buenos momentos de juego y otros de mayor imprecisión, pero su furia canaria le ha acompañado en todos sus minutos con la camiseta blanquilla. A veces, una trifulca o rifi rafe con algún rival le despertaba. Y se desataba su inspiración y empezaba a acertar los pases y controles que antes no le salían. Otras, era una discusión con el árbitro o una tarjeta amarilla por una protesta, que no se perdía ninguna. Y, de nuevo, aparecía ese chispazo de magia para enchufar a La Romareda, en parte entregada a su desparpajo. Se venía arriba. Como si necesitase encenderse para que llegara su mejor rendimiento. Para buscar ese disfraz de héroe del partido, que no pudo ataviarse con frecuencia. La temporada de Nano Mesa deja dos goles, seis amonestaciones, unos cuantos «uys» (el último en Tenerife), varias lesiones, con una recaída y molestias recurrentes.
⚽️🦁 ¡Así vivimos el cierre de mercado del Real Zaragoza!
Nano Mesa se ha ganado el cariño de la afición del Real Zaragoza por ese carácter indomable. Un jugador entusiasta que no sabe negociar el esfuerzo y se deja la piel en cada jugada. Un guerrero del ‘Ejército de JIM’. Tan capaz de levantar del asiento a la hinchada por su explosividad en carrera como de explotar él mismo en una acción innecesaria. La irregularidad del canario le ha impedido asentarse en el once; los problemas físicos, tener más oportunidades de ganarse el sitio. En ninguna de sus 23 apariciones con la blanquilla ha completado los 90 minutos y no era titular desde Enero. La temporada acaba a final de Mayo pero, lamentablemente, su recuperación se prolongará algún tiempo más.
De las últimas cuatro, esta es la temporada que menos minutos ha jugado y sólo en el Logroñés marcó menos goles. La cesión con el Cádiz no contempla opción de compra, por lo que esos 18 minutos en Huesca serán los últimos con el Real Zaragoza. Incluso en su despedida el infortunio va a acompañar al tinerfeño, que no podrá decir adiós vestido de corto en La Romareda, escenario de sus mejores momentos con la blanquilla.