Una de las mayores novedades y por la cual suspira la marea azulgrana cada semana ha sido la titularidad de Ferreiro, que llamó a la puerta de esta haciendo una gran actuación frente al Real Valladolid, donde se vio al jugador gallego entregado como en muchas otras ocasiones lo llegamos a disfrutar la pasada campañ. En esta, pese a que el inicio no ha sido el esperado para el futbolista, ha vuelto a sentirse importante en una plantilla en la que el año pasado consiguió consagrarse como uno de los más queridos de la afición.
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Uno de los jugadores de los que más se esperaba también quiere ganarse un hueco en el once, y no es otro que Rescaldani. Rubi ha vuelto a confiar en el argentino para la punta de ataque como hombre referencia, y pese a que el escaso olfato de gol no le está ayudando, ha aportado más de lo que podemos ver a simple vista en el terreno de juego. A Rescaldani no se le ve con esa necesidad de gol como a cualquier otro ‘9’ referencia, sino que es capaz de guardar el balón y asociarse con el equipo.
Volvió también el venezolano Alexander a pisar el césped de El Alcoraz, pareciendo otro completamente distinto, recordando en cierto modo a aquel futbolista que llegaba del futbol suizo y del que nadie sabía nada y que aterrizó en Huesca ofreciendo la mejor versión que se recuerda hasta ahora de él: un jugador agresivo, rápido y con un regate eficaz. Alexander quiere volver a ser importante y parece tener asumido por dónde se llega.
Sin embargo, no todo es bueno en lo que a los cambios se refiere. A Vadillo, pese a volver a encontrarse con el banquillo, tras su salida al campo no se le vio con esa actitud que le lleva a tirar del carro del equipo cuando más lo necesita o incluso dando el doble de lo que realmente puede dar. El pasado domingo se vio a un Vadillo que no todos quieren ver en el campo. Le faltaron esas ganas que atesora cuando coge el balón y ese regate vertiginoso que le caracteriza.