El extremo Oier García es uno de los pocos jugadores del siete inicial de la pasada temporada que sigue en un Bada Huesca que resta ya las hojas del calendario para abrir la temporada Asobal en Cuenca, este sábado, a las 18.30.
“No me mojo sobre si este equipo es mejor o peor que el de la pasada temporada”. La frase es propiedad de Oier García. El extremo del Bada Huesca (Basauri, 1989) es de los pocos jugadores titulares de la pasada campaña que siguen en el nuevo proyecto del siete altoaragonés para una Asobal que se barrunta más igualada que en anteriores campañas, escrito sea entre los equipos mortales donde no está el Barça y, quizá, tampoco el Naturhouse. Pero Oier sí es claro en una importante diferencia respecto a la campaña anterior cuando el equipo resta ya los días al calendario para que empiece la fiesta, la competición. Y no es otra que la presión. Se logró tanto hace tres temporadas que casi está grabado en el frontispicio imaginario de cada aficionado. Ya se sabe. Volver a ser equipo de fases finales, de coger billete a Europa, de plantar cara a los más poderosos ha marcado desde entonces la exigencia. Ahora, la sensación es otra. “El pasado año sí que estábamos más presionados. Ahora tenemos que ir despacio, más en el día a día”, apuntala el vasco.