ZARAGOZA | La revolución propuesta por Txema Indias al frente de la dirección deportiva del Real Zaragoza se cimienta a través de las salidas. La incapacidad mostrada durante buena parte de la competición desembocó en una apertura de la puerta de salida para muchos futbolistas. Sin embargo, la actual plantilla muestra una amplia variedad de contextos: coexisten perfiles cuya salida se erige como opción más lógica con figuras que pueden ser perfectamente recuperables. En sus primeras líneas como Director Deportivo de la entidad zaragocista, Indias comentó que ciertos futbolistas de la actual plantilla podían y querían dar más. El mejor ejemplo de dicha frase radica en la figura de Keidi Bare.
El centrocampista, que ha vivido una temporada oscura tanto en el plano físico como en el futbolístico, posee una serie de cualidades muy demandadas en la categoría, claves para cualquier equipo. Keidi recaló en el conjunto aragonés tras asentarse como una pieza fundamental en la estructura del RCD Espanyol. Sin embargo, en Zaragoza experimentó la cara oscura del juego.
El albanés acarreó problemas en lo físico durante casi toda la temporada. Siempre con periodos de recuperación precipitados, Keidi caía y recaía de manera sucesiva. Combinó minutos a veces excesivos con periodos moderados de baja, hasta que en marzo aquel juguete con las piezas mal reparadas terminó por romperse del todo. En total, su fútbol se redujo a 22 encuentros, la mitad de una temporada difícil para todos. Keidi Bare mostró recursos útiles, pero también dejó ver todas sus carencias. No obstante, y debido en parte a que su salida se antoja complicada, el mediocentro puede ser merecedor de otra oportunidad, una segunda vida en la que demostrar, en la que reencontrarse.