Como un terrón de azúcar en una taza de café. Con esta frase se podría resumir la evolución del Real Zaragoza desde aquel 0-4 en el Tartiere hasta hoy. Tras ese triunfo, el conjunto zaragocista suma 2 puntos de 15 en liga y ha caído eliminado en la Copa a manos del Cádiz. Un derrumbamiento al que cuesta encontrarle una explicación. Lógica, al menos.
Ya avisó el -aún- técnico Imanol Idiakez de la que se le venía al equipo encima cuando, en unas (demasiado) sinceras declaraciones tras caer ante el Lugo en casa, afirmó que la victoria en el Carlos Tartiere por 0-4 ante un rival directo no le había sentado bien al equipo.“Hemos sacado pecho y nos lo han partido”, afirmó el vasco ante los medios. Cuesta asimilar que una victoria de tal calibre pueda suponer un efecto tan negativo en un equipo preparado, a priori, para luchar por el ascenso. Y menos aún, teniendo en cuenta los 27.000 abonados con los que cuenta el club en su sexta temporada consecutiva en la categoría de plata.
Son varios los puntos a tener en cuenta en este proceso. En primer lugar, la destrucción de todo el entramado táctico que heredó Idiakez de la temporada anterior. Si bien es cierto que la ausencia de Eguaras ha hecho complicada la continuidad del rombo, el conjunto zaragocista ha perdido toda su esencia. Ese dibujo que tan buen resultado dio ha sido desvirtuado en unas pocas semanas. A Imanol le dieron un caramelo, y se ha atragantado nada más saborearlo. No queda nada del Real Zaragoza que maravilló en la primera parte frente a Las Palmas o en Oviedo. Nada.
Por otro lado, la inexplicable ausencia de Álex Muñoz en el once, incluso en algunas convocatorias. Con el central alicantino, el equipo estaba invicto y mostraba una solidez defensiva que ahora se ha diluido por completo. Es cierto que Verdasca ha bajado su nivel con respecto al que mostró en el final de la temporada pasada, pero aún así se antoja extraño que la pareja Verdasca – Álex Muñoz no haya disputado ni un solo minuto esta temporada. Y más viendo el nivel ofrecido por Grippo y Perone. Todo ello, sumado a decisiones difíciles de entender como la presencia de James en la mediapunta en Soria en lugar de apostar por Soro desde el inicio, o los pocos minutos que ha disputado Aguirre hasta ahora, no han ayudado a la credibilidad del técnico.

Todavía estamos en octubre, pero La Romareda ha dictado sentencia. Y en el club lo saben. Idiakez tendrá su primer match ball el domingo frente al Tenerife. Si la situación no da un giro de 180º, (lo cual sería sorprendente, visto lo visto), las decisiones no se harán esperar. Quedan 99 puntos en juego, un mundo, pero el ascenso directo ya está a 10. La reacción debe ser inmediata.