ZARAGOZA | Cuando uno piensa en la Copa del Mundo de Patinaje Artístico, se imagina saltos imposibles, maillots brillantes y aplausos cerrados. Pero pocas veces se piensa en lo que hay antes: madrugones, ensayos eternos, fisios, psicólogos deportivos y una vida entera sacrificada sobre cuatro ruedas. Eso es lo que trajo Aragón a Reggio Emilia. Una tierra que brilló con el subcampeonato mundial juvenil de Óscar Graña, el quinto puesto en senior de Patricia Castelreanas, la propuesta vanguardista de Nerea Sanz y su cuarteto «ARTIFICIAL», que acabaron undécimas, y el impactante show grupal «TODO AL NEGRO» del CP Montañana con Carmen, Lucía, Daniela Gasco y Daniela Ascaso que les valió el quinto puesto. Una generación que tiene talento y discurso, pero que sigue compitiendo con más pasión que apoyos.
Con solo 15 años, Óscar Graña se plantó en una final mundial con la serenidad de quien ya ha patinado mil veces contra sus propios miedos. El patinador del Club Patín Utebo firmó una actuación memorable y se proclamó subcampeón del mundo juvenil. El inicio no fue sencillo: «La música se paró dos veces antes de empezar el largo… pero una vez que me la pusieron y ya no se cortó, pues me conecté, y en cada salto, en cada pirueta, estaba concentrado». Incluso tras una caída en el programa corto, decidió repetir el salto: «Me la jugué y me salió bien porque el salto que me había caído lo repetí y lo hice bien, lo pude salvar».
Ni los focos, ni Costagliola, ni los 43 puntos de diferencia intimidaron a Óscar: «Tampoco voy a ganarle a él. Voy a intentar ganarme a mí y ganarme confianza en competencias tan importantes«. Sus entrenamientos son una coreografía de sacrificio: dobles sesiones, trabajo físico, flexibilidad, expresión corporal. Todo para que lo imposible parezca fácil. «Hay que aprender que si empiezas mal, intenta arreglarlo en el entreno y los días que no tienes ganas, aprovecharlos».
Tiene claro que su camino sigue: «Ahora hay muchas cosas que pulir, pero obviamente me gustaría meter nuevos triples, nuevas combinaciones de piruetas, filos«. Y si algo lo define, es la constancia: «Obviamente hay muchas caídas, pero es así como se aprende, a base de caídas». Cuando empezó a despuntar, lo llevaron al CP Utebo. «Y desde ahí es verdad que se han implicado mucho en mí, tanto mis entrenadores, mis padres, mis amigos». Aunque también admite entre risas: «Yo prefiero patinar que quedar con mis amigos, pero también me apoyan». Su objetivo está claro: «Sería un sueño, aunque da mucho camino hasta senior, pero ojalá, ojalá representar a España siendo un senior». Y lanza una reivindicación sobre la infraestructura que rodea a esta disciplina: «Se ha mejorado mucho, pero aún no tenemos la visibilidad que merecemos».
Patricia Castelreanas y un quinto puesto que sabe a oro
En la categoría senior, Patricia Castelreanas también del CP Utebo, firmó un quinto puesto que vale oro. Fue su debut en la categoría reina, compitiendo contra patinadoras con podios mundiales a la espalda. «Bueno, era un reto, porque al final entro de senior de primer año, que es muy difícil, porque hay chicas de más edad, que llevan mucho más experiencia… Yo pensaba que quedaría octava, novena…«. El programa corto fue el trampolín: «Estaba muy presente, muy conectada y muy, muy bien». Y en el largo se codeó con la élite: «Wow, estoy con las que han sido podio», comentaba.
Patricia es un ejemplo de equilibrio sobre ruedas. Estudia Marketing, entrena como una profesional y ayuda como monitora. «Intento tener ese tiempo de disfrutar, pero consciente de ahora es tiempo de disfrutar, pero el tiempo de entreno es el tiempo de entreno». Reflexiona sobre lo que implica estar en la élite: «Más que sacrificio, no sé, es que yo creo que también es un poco las prioridades de cada uno…». Ya piensa en su futuro: «Sí que me gustaría, de momento priorizo aún la carrera deportiva… pero sí que es verdad que de aquí a unos años, pues me gustaría ir metiéndome en ese mundo«. Su próxima cita es inminente: «Viene el Campeonato de España. El mío es del 17 al 19 de julio…».
CP Montañana y «TODO AL NEGRO», una propuesta distinta
En Montañana, el grupo show grande presentó «TODO AL NEGRO», una propuesta escénica sobre el mundo del azar, el juego y la banca. Una coreografía valiente, cargada de ritmo y elementos escénicos. «Fue nuestra entrenadora María la que sacó la idea. No sabemos de dónde sale, pero al ser un tema de actualidad, iba a dar bastante juego», explica Carmen. «Fuera de pista realizamos distintas actividades para poder conjuntarnos bien. Si no se ve unión se nota», dice Lucía.
Lo dieron todo. Literalmente. A pesar de una penalización por llevar swarovkis no cosidos, salieron con el vestuario con el que se sentían parte del espectáculo: «Era el último año en que eso (swarosvkis) era legal en España, pero como en Europa ya se penaliza, lo asumimos. Los dejamos porque tenían mucho peso en la actuación y creo que nos sumó más de lo que nos quitó». Daniela Ascaso recuerda: «El viaje me hizo mucha ilusión. Hacer eso con gente de tu edad con la que llevas toda la vida entrenando me hizo mucha ilusión«. Carmen sentencia: «Salimos de la pista pensando que lo habíamos petado».
Hicieron cuentas con frialdad: «Nos la esperábamos (el quinto puesto), nos habría gustado subir algún puesto más«, reconoce Lucía. «En España lo conseguimos con 26 y habernos superado nos deja conformes«. El nivel, altísimo. «Vimos un nivel bastante alto. Ya nos conocíamos a todas prácticamente«, dicen. Pero se fueron con hambre de más: «La motivación de decir que vemos que nuestro esfuerzo ha servido y encima podemos seguir construyendo a partir de eso».
El CP Alagón y «ARTIFICIAL»
Mientras tanto, el cuarteto senior del CP Alagón, con Nerea Sanz al frente, apostó por una propuesta conceptual y arriesgada: «ARTIFICIAL«. «Intentamos representar a Alexa y su inteligencia artificial», explica Nerea. Con luces en los maillots y cascos como parte de la puesta en escena, impactaron al público. «Creo que es un programa muy original. Llama mucho la atención. Yo creo que al terminar la gente se quedó con la copla».
«No fue igual que en campeonato de Aragón o de España, que es clasificatorio. Fuimos más a disfrutar». Aunque, claro, «siempre hay nervios. Es la vez con la que más ganas he salido a patinar y disfrutarlo». Y así lo hizo: «Personalmente me gustó todo, desde el principio hasta el final del disco. Si tuviera que quedarme con uno, me quedaría con los cascos y las luces, que le dan un toque diferente».
El tiempo jugó en su contra. Literal. «El contexto es que las que estaban antes seguían en la zona de la puntuación. Nosotras, por educación, tampoco quisimos salir… Desde que te llaman a pista ya cuentan. Nos penalizaron por eso«. Aun así, se fueron con la mejor sensación: «Sentir que lo has hecho bien es lo importante». Nerea, que lleva toda la vida en el club, lo resume con una sonrisa: «Representar a mi pueblo (Alagón), a Aragón y a España es algo muy chulo».
Raquel Borruecos: «Necesitamos colaboradores que ayuden a estos deportistas»
Por otro lado, Raquel Borruecos, vicepresidenta de la Federación Aragonesa, lo dice sin rodeos: «La falta de ayudas y subvenciones es una problemática que está a la orden del día». Aun así, desde la nueva junta se trabaja para visibilizar el patinaje, apoyar a los clubes y acercar el deporte a la sociedad. «Lo primero que estamos haciendo, y creo que es evidente que se está notando, es esto. Es dar difusión al deporte».
Explica que ahora «contamos casi con las mismas licencias que en 2019, tenemos alguna más… lo que sí que hemos destacado ahora es que estamos en 84 niños (antes 35), el masculino va tirando para arriba«. Aun así, no se engaña: «Es un deporte que requiere una disciplina y una concentración y un esfuerzo que seguramente es superior al de otros muchos«. Y por eso mismo, más exigente: «Es un deporte artístico… tienes que trabajar la parte técnica y la parte artística. Psicología, expresión, componentes…». Eso también tiene un precio emocional: «Seguramente genera también más frustración o más decepciones que a lo mejor un deporte de equipo o un deporte grupal…».
Desde la Federación lo tienen claro: el patinaje entra por los pies, pero se queda en el alma. “Para empezar, con los pequeños, creo que aparte de deporte, es divertido. Cuando les pones los patines, les gustan”, comenta Borruecos. El objetivo, más allá de la élite, es garantizar una base sólida que mantenga viva la rueda. “Todos los padres queremos apuntar a los críos a hacer deporte, y este es un método de que se diviertan. Cuando lo conocen, ya se les va exigiendo cada vez un poquito más”. Porque la pasión, como los buenos giros, siempre empieza con un impulso pequeño.
Con todo ello, la Federación sueña con más apoyos, pero no deja de avanzar: «Que bajaran al terreno de juego para ver las necesidades, que no se pueden poner los presupuestos sin saber qué es esto, lo que va detrás. Es necesario que se sepa cuál es la necesidad real que hay en cada deporte». Así, Aragón rueda. Con patines que arañan el suelo, con historias que emocionan. Sin titulares rimbombantes ni focos, pero con un corazón enorme. Y eso, en un deporte que es mitad arte, mitad guerra, es mucho decir.