La historia del partido fue la del primer cuarto. Intensidad oscense que anotaba e impedía anotar. Velocidad en acciones, buena defensa de las líneas de pase, agresividad, rebote ofensivo y defensivo. Proa, en esos primeros minutos, fue un rodillo.
La diferencia entre los dos equipos era evidente. En favor de las zaragozanas decir que aunque asumieron esa diferencia nunca dejaron de pelear ni se refugiaron bajo su aro. Fue un equipo valiente. Proa también asumió esa diferencia entre las escuadras y perdería continuidad en el juego aunque sin dejar de hacer buenas acciones. Lo mejor del resto del partido fue el buen rendimiento.