HUESCA | «Ya veremos el año que viene» son las cinco palabras, el hit, de Miguel Induráin tras finalizar cada Quebrantahuesos. La mejor cicloturista no puede tener mejor embajador. El navarro es una de las banderas de enganche para una prueba de la que se acabaron los adjetivos hace muchos años. Otra vez el calor ha sido protagonista. Lo que más le gusta al de Villava. Y el navarro ha girado. «Bueno, calor sí, pero sobre todo para los que llegan ahora -las 13.47-. Nosotros hemos tenido un poco en el fondo del valle, pero por arriba bien», declaró al medio oficial de la prueba. El navarro ha llegado sobre el puesto 1.000. Cada edición, un poquito más atrás, pero muchos ya quisieran ir como el gran Miguel… y con su historial. Y tras terminar en Sabiñánigo, como siempre, atendiendo a todo aquel que le pide un autógrafo o una foto. Y como siempre, la pregunta de si volverá a la siguiente edición; y esa respuesta de «ya veremos el año que viene».
De la QH lo único seguro es el recorrido -198 kilómetros- y los puertos -Somport, Marie Blanque, Portalet y Hoz de Jaca- que son necesarios que afrontar desde la salida en Sabiñánigo a la llegada al punto de salida. Como corolario los invitados. En esta edición, entre otros, futbolistas como Jesús Navas, el snowboarder Lucas Eguibar, ciclistas como Haimar Zubeldia y Luis León Sánchez y el extenista David Ferrer.
Se trata de una cicloturista. En teoría, no competitiva. Pero solo en teoría. El objetivo de todos, acabar; el de muchos hacerlo en buen tiempo y un ramillete de corredores buscando ser el primero en cruzar la línea de meta. El pelotón, variado. El grueso, bicis. Claro. pero también tándems. Y más de uno con historias personales, de gente que ha preparado a conciencia su participación.
Entre el ramillete de quienes buscaban la victoria sobresalió Imanol Arizmedi, que fue el primero en entrar en meta con un tiempo de 5 horas, 27 minutos y 39 segundos, en un apretado final con siete corredores. Eso sí, quien menos tiempo hizo fue Fernando Santos, con 5h26m. La diferencia se debe a que con tanto corredor hay cajones de salida y el chip que da tiempo se activa cuando pasa por la salida. Pero muchos, muchos pasaron por el arco de meta más de una hora después. Para muchos, el reto era simplemente llegar, y en el avituallamiento de Hoz de Jaca, la verdad es que saber que ya se ‘tocaba’ la meta, el chute de felicidad tras tanto esfuerzo era máximo.