La historia de Baldrés merece un capítulo aparte. Está llena de regates, de goles sin moviola y de viajes de ida y vuelta. Quizá deba ser contada pronto en estas páginas. Pero cabe aquí un breve resumen: desde el Amistad paso por Espanyol y Mallorca, probó en el Everton, Liverpool o Celtic, hasta asentarse unos años más tarde en la Tercera División del fútbol aragonés. Teruel, La Almunia, Almudévar, Utebo, Ejea, Barbastro y Épila han disfrutado de su juego.
En estos años siempre pareció que jugaba a otra cosa, que se movía suave en partidos de piedra, que podía haber samba en el barro. Al abrigo de Rubén Zapater, encontró su mejor nivel. Cerrado el ciclo del Épila, escuchó algunas propuestas del fútbol aragonés, entre las que estuvieron los proyectos de La Almunia, Zuera o un regreso a Ejea. Buscó algunas opciones en el extranjero y encontró la propuesta del Inter, estimulante también para este verano.
El equipo del Principado participará en la fase previa de la Conference League y, de entrar entre los seleccionados, Rafinha tendrá la posibilidad de disputar las fases iniciales de un torneo europeo, de cumplir uno de sus sueños muchos años más tarde. Hay un punto de justicia poética en su fichaje: la certeza de que este juego siempre ofrece una revancha.