ZARAGOZA | El Real Zaragoza se enfrenta a la SD Huesca en un duelo emocional, cargado de alicientes. Al margen de ese componente que siempre diferenció este tipo de encuentros, nunca una rivalidad pudo importar menos. Esa teoría, objetivamente personal, tiene un desarrollo simple. El Real Zaragoza debe ganar porque le va la vida en ello, no porque prefiera ganar al Huesca antes que a cualquier otro rival.
Alrededor del partido pondera la teoría de los opuestos, la guerra entre dos mundos. Real Zaragoza y SD Huesca viven en un lugar inesperado de la clasificación, uno en cada extremo de la baraja. El curso de los dos equipos demuestra que el juego es mágico, absolutamente imprevisible. El Zaragoza de este curso nació con aires de grandeza, con la voluntad de alcanzar un sueño recurrente. Pagó por fichar y proyectó un equipo ambicioso. Empezó bien, pero pronto perdió el raíl de las victorias. Víctor Fernández se fue y solo quedaron cristales rotos. Miguel Ángel Ramírez quiso reformar un club y lo llenó de incendios. Gabi Fernández llegó para sofocarlos y sus victorias han llegado más en la grada que sobre el césped.
Real Zaragoza y SD Huesca, polos opuestos
Mientras en el Real Zaragoza hubo mil planes en una temporada, la SD Huesca creyó en el de Antonio Hidalgo. El técnico catalán ha construido un equipo de autor, capaz de minimizar a los rivales, especialista en competir siempre. Dueño del balón parado, ha descubierto a Patrick Soko como uno de los mejores goleadores y velocistas de la categoría. Óscar Sielva permanece como el hilo conductor del juego, mientras Jorge Pulido suma un año más como líder espiritual. Gerard Valentín hace su regate de toda la vida y Joaquín Muñoz improvisa, mejor en este curso que en todos los anteriores.
Con unidad y un sentido gremial diferente, la SD Huesca ha potenciado en el camino a jugadores válidos y ahora indiscutibles como Vilarrasa, Loureiro o Kortajarena, ganadores de las batallas individuales. En La Romareda, el equipo de Antonio Hidalgo luchará por un sueño, mientras el Zaragoza pelea por aferrarse a la vida. Tendrá bajas sensibles, especialmente en su esqueleto defensivo, pero mantiene a muchos de sus mejores jugadores, a los más diferenciales de todo su ataque.
La Romareda, un secreto para vencer
El Real Zaragoza se aferra hoy al corazón, a la identidad aragonesa y a un ambiente único en su estadio. La Romareda ha sumado milagros en sus tres últimas citas, para resucitar partidos que parecían perdidos. Y muchos creen en la salvación más con el corazón que con la cabeza, más con la fe que con la razón. Pero para vencerle a la SD Huesca hará falta más que el favor de la suerte o el aliento de la grada. Hará falta fútbol y el mejor rostro de la segunda vuelta.
El modelo de cada equipo está plagado de antónimos. La multipropiedad del Zaragoza -internacional, telemática y plagada de sucursales- frente a la apuesta más oscense y reconocible de la SD Huesca. La austeridad en el mercado de los azulgranas ante las apuestas más ambiciosas del Zaragoza. Un curso torcido desde octubre en La Romareda, con cuatro entrenadores sobre la marcha, ante la estabilidad y el tributo a Hidalgo en El Alcoraz.
En la cita más especial del fútbol aragonés sigue vigente la ley de los inversos. Pervive una paradoja. Para ganarle a la SD Huesca, el Real Zaragoza debe ser un equipo completamente distinto del que ha sido muchas veces. Para asaltar La Romareda, el equipo de Antonio Hidalgo quiere ser exactamente el mismo que ha sido hasta ahora.