Adrián Liso, la sensación de La Liga
En la primera planta del fútbol español aparece Adrián Liso, autor de 3 goles en dos jornadas, que firmó un doblete en el Sánchez Pizjuán. El extremo brilla en su estreno en el Getafe, como el niño bonito de Bordalás. Es ya la gran sensación de la máxima categoría, en un equipo que está hecho para competir y no para agradar. Liso fue algo parecido en sus primeros pasos en el Real Zaragoza, protagonista principal de una salvación en la recta final de la 23/24.
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FANTASMAS DE AGOSTO | POST REAL ZARAGOZA 1-3 FC ANDORRA
El año pasado perdió el quiebro y la confianza, también la fe en sus posibilidades. Abrumado por la responsabilidad y dolido por los silbidos, sufrió cada partido y lloró mucho, hasta perder la cuenta de todas las veces que lo hizo. Dejó de jugar sin mirar atrás y dejó de sentirse futbolista. Han bastado algunos pasos en Primera para liberarse y cambiar esa impresión. Hoy se parece al jugador que llegamos a imaginar, el mismo que Bordalás descubrió en un partido de pretemporada en El Pinatar. Y, de momento, lo es en grandes escenarios, ante la mirada del mundo. No sabemos hasta cuando, porque el fútbol es caprichoso y no tiene corazón, pero ha vuelto el jugador explosivo y desequilibrante que aquí dejó de ser.
El brillo de los ex zaragocistas
También en la misma categoría, Marc Aguado y Germán Valera dieron una lección en el Wanda Metropolitano. Marc lo hizo a través de su lengua materna, el pase, y Germán Valera a partir de su regate. En la mismo noche que Liso, Enrique Clemente marcó con Las Palmas el gol de su vida. Acostumbrado a temblar en La Romareda, realizó una carrera de 50 metros, vertical, en la que dejó en el camino a cuatro rivales. Protagonizó un eslalon y una carrera olímpica. Y fue, con balón, más rápido que nadie. Ver para creer.
En la misma jornada, Sergi Enrich consiguió el gol de la victoria de la SD Huesca ante el Mirandés y Jorge Pombo logró anotar con el Kifisia FC en la Segunda División Griega. Para redondear el cuento, el sábado Marco Pérez, célebre por sus errores en el Real Zaragoza, anotó en la liga colombiana un gol mucho más complejo del que llegó a fallar en A Coruña.
A ese guion caprichoso y macabro para el zaragocismo también hay que añadirle todos los registros sumados por Iván Azón en su pretemporada en el Como y el tanto que llegó a marcar Bernardo Vital hace algunas jornadas en Jagiellonia de la Liga polaca. Nadie recogió los goles y las alertas mejor que Mundo Blanquillo y nadie hizo mejor guiño que Avispa Almogávar, que recicló un cartel de El Show de Truman para la causa zaragocista.
La explosión de todos en la misma jornada coincide con el peor inicio del Real Zaragoza en sus años en Segunda División. Si el fútbol parece un bucle en esta ciudad, el relato es hoy diferente con otras camisetas. Con su marcha, una serie de futbolistas escriben en este lunes un cuento inverosímil. Realismo mágico. Y dejan una maldición atrás.