ZARAGOZA | El Real Zaragoza hizo oficial este viernes la continuidad de Gabi Fernández como entrenador hasta junio de 2026. Un acuerdo esperado por la afición maña, pero que ha llamado la atención su duración, limitada a una sola temporada al frente del banquillo. Una decisión que muchos interpretan como señal de que Txema Indias, nuevo director deportivo, no termina de confiar plenamente en él para liderar un proyecto a largo plazo. Aun así, existe una realidad que también pesa en esta elección. La inestabilidad estructural que ha marcado los últimos doce años del club ha convertido el banquillo zaragocista en uno de los más volátiles del fútbol español.
Desde el descenso en 2013, el Real Zaragoza ha contado con 20 entrenadores. Solo dos —Víctor Fernández en la temporada 2019/20 y Juan Ignacio Martínez (JIM) en la 2020/21— han logrado completar un curso entero. El resto ha sido víctima de la inestabilidad, los resultados, la urgencia y la presión. Técnicos como Carcedo, Escribá o Ramis no superaron los cinco meses en el cargo. Otros, como Rubén Baraja o Iván Martínez, ni siquiera alcanzaron los tres. La media de permanencia en el banquillo ronda los 7 meses, una cifra alarmante en un proyecto que aspira a consolidarse.
Veinte nombres en doce años
He aquí los 20 entrenadores: Paco Herrera (9 meses), Víctor Muñoz (8 meses), Ranko Popović (13 meses), Lluís Carreras (6 meses), Luis Milla (4 meses), Raül Agné (5 meses), César Láinez (3 meses), Natxo González (12 meses), Imanol Idiakez (4 meses), Lucas Alcaraz (2 meses), Víctor Fernández (3ª etapa: 19 meses), Rubén Baraja (2 meses), Iván Martínez (1 mes y medio), Juan Ignacio Martínez “JIM” (17 meses), Juan Carlos Carcedo (5 meses), Fran Escribá (11 meses), Julio Velázquez (2 meses), Víctor Fernández (4ª etapa: 7 meses), David Navarro (1 partido), Miguel Ángel Ramírez (3 mes), Gabi Fernández (en activo, desde marzo de 2025)
Del proyecto de Cordero al plan de Txema Indias
A lo largo de esta temporada han pasado por el banquillo nada más que cuatro entrenadores diferentes. Víctor Fernández inició el curso junto a Juan Carlos Cordero en la dirección deportiva, y la temporada ha terminado con Gabi Fernández firmando un nuevo contrato bajo el mando de Txema Indias. Entre ambos extremos, han pasado muchas cosas. David Navarro asumió el cargo de forma interina tras la dimisión de Víctor y logró una victoria trascendental ante el Racing de Ferrol (1-0). Luego llegó el querido amigo de la afición, Miguel Ángel Ramírez, que dirigió diez inolvidables jornadas repletas de ilusión y gloria, con un balance de récord: siete puntos. Finalmente, Gabi Fernández se hizo cargo del equipo en marzo. Lo hizo sin experiencia en Segunda División y con el Zaragoza a solo dos puntos del descenso.
En once partidos, Gabi sumó quince puntos y selló la permanencia en la penúltima jornada, con una victoria por 1-0 ante el Deportivo en La Romareda. Lo hizo en un contexto difícil, con un equipo anímicamente desgastado y con la urgencia de sumar desde el primer día. Su continuidad no se discute. Su contrato, sí. Firmar solo por una temporada, en un club que ha convertido la figura del entrenador en provisional, no es una rareza. Es casi rutina. Especialmente llamativo es que Gabi estaba dispuesto a firmar por dos temporadas, como se había deslizado en su presentación en marzo, pero al final el acuerdo quedó en una sola. Aunque, siendo sinceros, da igual si son dos, tres o cuatro años, con durar más de siete meses ya estarías rompiendo todos los esquemas del banquillo maño.
Gabi, por su parte, ha dejado claro que no quiere promesas vacías. Tras lograr la salvación, pidió públicamente una estructura profesional, una planificación a largo plazo y una dirección deportiva sólida. La llegada de Indias cumple una parte de esa demanda. El resto se verá con hechos. En cualquier caso, el acuerdo refleja con nitidez que en el Zaragoza, el banquillo se ha convertido en un asiento que arde. Hasta que no cambie esta dinámica, firmar por más de un año parece más una apuesta temeraria que una muestra de confianza.