ZARAGOZA | “Fueron buenas las sensaciones. Al final no sabía muy bien cómo me iba a encontrar. Realmente es mi primera vez al frente de un banquillo y no había entrenado, no me había puesto ni delante de un equipo de alevines”. Así de claro y sincero se mostró Rodrigo San Miguel en una entrevista con el club tras su debut como primer entrenador del Casademont Zaragoza, en el exigente duelo ante Baskonia (90-84). A pesar de la derrota, el zaragozano vivió un estreno muy especial que afrontó con naturalidad, templanza y muchas ganas.
Rodrigo no tenía ninguna experiencia previa como técnico, ni siquiera en categorías de formación. Sin embargo, al ponerse al frente del primer equipo, todo encajó con sorprendente fluidez.
“Me sentí muy bien. Sentí que las cosas salían con naturalidad, que no forzaba nada, que iba leyendo bien el partido”, explicó. Aunque reconoce que seguramente cometió errores, se dejó llevar por el momento:
“No estuve sobrepensando todo, sino que más o menos fui ejecutando y tomando decisiones con tranquilidad”.
San Miguel: más de dos décadas de vínculo con el club
San Miguel no es un rostro nuevo para la afición. Su historia con el club se remonta a su etapa como jugador profesional, cuando Casademont Zaragoza daba también sus primeros pasos: “Debuté como jugador profesional el año que nace el club”, recordó. Ahora, 23 años después, vuelve a ser protagonista de su historia desde otro lugar: “Seguimos vinculados al club y creciendo en un rol diferente, pero creciendo y asumiendo retos”.
A pesar del nuevo rol, Rodrigo mantiene los pies en el suelo. Consciente de que su nombramiento tiene carácter interino, no quiere hacerse ilusiones: “Aún me cuesta decirlo, pero sé la situación en la que hay, en lo que ha pasado. Por ello no pienso en que el próximo año tenga la plaza aquí asegurada, sino que es un puesto interino y lo voy a disfrutar”.
Un reto para medirse a sí mismo
El exbase ve esta oportunidad como algo más que una transición. Se trata de una prueba personal en un entorno que conoce y respeta: “Creo que es una buena oportunidad para mí también, para probarme, para sentirme tomando las riendas del proyecto”.
Este domingo llegará su primera prueba ante el público del Príncipe Felipe. Aunque aún no ha pensado demasiado en ello, es consciente de lo que supondrá ese momento: “Va a ser delante de la gente que me quiere. Voy a estar arropado, seguro. Va a ser un día bonito, especial, ojalá salga muy bien. Pero bueno, tranquilidad”.
Por ahora, la concentración está puesta en el trabajo diario, en transmitir bien las ideas al grupo y en que los entrenamientos mantengan el nivel: “Estamos intentando introducir variantes o cambios, y lo importante es que los chicos los entiendan bien”.
Todos remando hacia Europa
Más allá de la emoción del debut, Rodrigo no pierde de vista el objetivo colectivo: clasificarse para competiciones europeas. “El presidente nos lo trasladó desde el principio. Hay que quedar lo más arriba posible. El club quiere Europa y jugar la mejor competición posible”, subrayó.
El vestuario, dice, está plenamente comprometido con ese reto: “Muchos tienen contratos, así que evidentemente ellos van a empujar para el mismo objetivo que les interesa”. Y esa es una de las claves que él mismo ha impulsado desde su llegada: “Quería que se involucraran al 100% con lo que queda de temporada, no dejarnos ir, sino seguir enfocados hasta el final”.
Rodrigo San Miguel ya ha dado el primer paso de su nueva etapa. Lo ha hecho con honestidad, humildad y sentido de pertenencia. El Casademont Zaragoza ya tiene líder desde el banquillo, y también un mensaje claro: se puede crecer sin experiencia, si se hace con ilusión, ganas y corazón.