Sabe que el Huesca juega bien, que está en los puestos altos por méritos propios, que firma un arranque de temporada espectacular y que este martes, el Reus, va a poner las cosas difíciles. No tiene el mismo nombre que otros equipos ya derrotados, pero se trata de una escuadra poderosa. No lo pondrá fácil. Y fue claro: «Si no trabajamos bien, volveremos a la cruda realidad». Su radiografía del equipo catalán es clara. Lo definió como un conjunto «disciplinado, un buen rival, con un buen sistema defensivo y en ataque con jugadores diferentes». «Le gusta jugar al fútbol», recalcó.
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El barcelonés ha comparecido en rueda de prensa antes del entrenamiento del equipo. Quiere saber cómo tiene la tropa antes de perfilar el once definitivo. Mantiene su discurso de que quiere a jugadores en plenitud física, con el depósito lleno, antes de alinear a quien no esté con ese marchamo. Dividió al equipo en dos grupos. Más trabajo de activación que de carga. Este tramo del calendario es duro. Ya se sabe. Cuatro partidos en 12 días y hay que preservar y mantener.
Al preparador del Huesca se le ve satisfecho con el ritmo de juego de sus chicos. Si ha ido paso a paso, poco a poco, construyendo su juego, las últimas victorias lo han puesto en velocidad de crucero. Un juego que contagia a la afición y para la que desea que siga emocionada, porque «eso nos hace más fuertes». Rubi alimenta una nueva victoria para que el equipo vuele más alto en la tabla, de la que dijo «a mí ahora me da igual, pero a la afición no».