ZARAGOZA | Tras unos meses complicados, Samed Baždar escribe ahora su segundo capítulo como futbolista del Real Zaragoza. Siendo un completo desconocido para todos, las primeras líneas del bosnio revelaron elementos de asombro, cualidades inesperadas y registros completos. Baždar tuvo que recorrer un camino distinto al de los demás, una travesía cuyas características resultaban completamente nuevas para él. Un país, una cultura y un fútbol casi antagónico marcaron la primera etapa del delantero en España, una primera toma de contacto llena de luces, pero también repleta de sombras.
Baždar certificó un traspaso récord en la última década. El Real Zaragoza, en un ejercicio de máxima confianza, apostó por el atacante y pagó una cifra superior a los tres millones de euros al Partizán de Belgrado. Sus primeros meses evidenciaron el fichaje de un futbolista distinto, de un delantero con clase y sangre fría. En tan solo 16 jornadas, Baždar generó 8 tantos repartidos en la misma cantidad de goles que de asistencias. Sin embargo, una lesión a finales de noviembre descubrió la otra cara de la moneda, la parte más complicada del juego.
Tardó en recuperarse, aunque nunca pareció hacerlo del todo. En su regreso, se comenzó a percibir un jugador apático, lento en todo tipo de acciones. Se descubrió otro futbolista, un tipo completamente diferente. Dejó a un lado los recursos ofensivos, los caños y los goles, eliminó de su memoria el grueso de su extensa capacidad futbolística y comenzó a exhibir un largo índice de carencias. No obstante, el fútbol le ha otorgado una segunda oportunidad. A partir del próximo viernes, Samed Baždar tendrá en su mano reconectar con todos aquellos aspectos que hace meses dejó atrás: él mismo, los suyos y su fútbol.