ZARAGOZA | El Real Zaragoza venció en su regreso a Tarazona y lo hizo en un partido complejo, lleno de batallas, que no pareció casi nunca una cita de pretemporada (1-2).
El equipo volvía un año después a Tarazona, en lo que se planteó como una fiesta veraniega, un día señalado en el fútbol aragonés. Hay algo bonito en esa rutina: un baño de zaragocismo, también un premio al trabajo de los locales. No quiso masajes para su rival el Tarazona, que empezó a todo trapo, con un intento desde el centro del campo. El gesto, osado, fue toda una declaración de intenciones. Y el que necesitó cuidados fue el Zaragoza, en un partido lleno de infortunios, con más batallas de las que quiso contar. En el parte de guerra estuvieron Poussin, Keidi Bare, Radovanovic y se llegó a temer por Pau Sans. Pero venció el Zaragoza con algunos puntos de sutura, sin grandes heridas.
Inicio frenético
Volvamos al inicio, a la primera desgracia. Radovanovic falló en su primer contacto y Poussin salió con todas las alarmas encendidas, condenado al choque. El contacto le provocó una brecha, que le hizo no volver a entrar. Salió Obón, recién llegado a Zaragoza, víctima de los goles de Aketxe hace solo una semana. Y pareció joven en todos los sentidos. El Tarazona, por su parte, no consideró el partido como un amistoso, sino como una lucha y una oportunidad. Y si el Zaragoza le tomó el pulso en algún punto fue a través de la presión, atascado con el balón, condenado a tener paciencia. Se aplicó sin la pelota y buscó las emboscadas en el nacimiento del rival, donde provocó más impresiones que miedo.
El Tarazona estrechaba el campo, en busca del fútbol directo, con Cubillas en el lugar de la amenaza. En esa tarea le acompañaban Agüero, Ángel López y Castroverde. En el lado visitante Sebas Moyano dinamizó el partido. Fue atrevido, mejoró la acción y buscó el mejor truco de este juego. El cordobés ejecuta su regate de una forma ágil y veloz. Natural. Como si nunca necesitara ensayos para eso. Cultiva una sociedad prometedora con Tasende y, cuando toca, sabe resolver las cosas por su cuenta. Lo anunció en la primera mitad y lo cumplió en la segunda, donde fue el autor intelectual del segundo gol del Zaragoza.
Real Zaragoza vs SD Tarazona: goles y sustos
Un rato antes de ese mejor momento, llegó el tanto de Tasende al borde del descanso. En el sitio de los intentos había estado Soberón, que se encontró en su disparo con los reflejos de Josele. Los goles se hacían esperar: era el tiempo de las batallas y los sustos. El primero llegó con Keidi Bare, que pidió el cambio tras un choque con Ángel López. A Radovanovic le persiguió la mala sombra en su debut, con un mal apoyo que también le retiró del partido.
La última emergencia fue de Pau Sans, que preocupó por una razón sencilla: le dolió el mismo codo que se luxó en Castellón. Se quedó solo en miedo. En el campo que le cambió la vida, el fútbol le reservaba una bonita réplica. También una para Tasende, que logró un tanto de falta justo después de su caída. El lanzamiento del gallego botó en el sitio de las dudas y el desvío de la defensa acabó en la red del Tarazona (0-1).
El gol del lateral permitió que el partido se abriera en la reanudación. Y en ese contexto, en el intercambio, resolvió bien el Zaragoza. Lo hizo en una transición perfecta, en una contra de manual. La carrera reunió a Sebas Moyano, Soberón y Pau Sans y el final fue inmejorable. Moyano mostró que es el futbolista más definitivo de este Zaragoza en ciernes. A su callejón no le faltan salidas. Ni perfiles a sus regates.
En el minuto 50 guió la acción más bonita del partido. Aceleró, dividió y eligió la mejor opción. Moyano culminó su carrera con un pase a Mario Soberón que llevaba ya un mensaje. El gol estaba escrito. Y lo marcó Pau Sans (0-2). Lo hizo precisamente en el campo que le hizo alcanzar el fútbol profesional. Fue hace solo un año, cuando él ya daba por hecho que su lugar estaría en el filial. Para Pau siempre será especial volver a Tarazona.
Un final en Tarazona
Tras el gol, el último tramo sirvió para activar la ruleta de los cambios. El sustituto de Radovanovic en el partido tiene nombre propio. Se llama Yussif Saidu y tiene una imprudencia maravillosa. Juega veloz, liviano y sin miedos. Hasta olvidar de vez en cuando el puesto que ocupa. Al margen de él, no mejoró demasiado el Zaragoza en el último tramo, verde en todos sus intentos. El equipo aragonés dejó de contar oportunidades, hasta que en el lado contrario Armero resolvió una acción a balón parado, planeada desde la izquierda. Marcó su gol el Tarazona y el tanto sirvió para premiar su esfuerzo, un fútbol sin complejos (1-2). Con ese entusiasmo logró estrechar los márgenes del partido. No tanto como para evitar que venciera la lógica y, por tanto, el equipo de Gabi Fernández.
El Zaragoza ganó en su regreso a Tarazona. Lo consiguió con algunas heridas superficiales y sustos de primer grado. Pero lo logró al fin y al cabo. En un partido que nunca pareció de verano.
Ficha técnica
SD Tarazona: Josele (Amigo, 45); Ángel López, Marc Trilles, Chechu, Álex Fita; Óscar Carrasco (Samuel Villamayor, 83), Busi; Agüero (Juan Pablo, 62), Javi Gómez (Vaquero, 45); Cubillas (David Soto, 34), Armero
Real Zaragoza: Poussin Obón,3); Calero (Borge, 76), Tachi (Hugo Carrillo, 76), Radovanovic (Saidu, 45), Tasende (Enzo Facchin 76); Keidi Bare (Raúl Guti, 30), Toni Moya; Sebas Moyano (Aketxe, 54), Pau Sans (Cuenca, 70); Bazdar (Bakis, 70), Soberón (Francho, 62)
Árbitro: Cenis Fernández. Amonestó a Tachi (11), Busi (59) y Vaquero (79)
Goleadores: Tasende (45), Pau Sans (50), Armero (82)