ZARAGOZA | Toni Moya sumó ante el Eibar su sexta asistencia del curso. Poussin marcó un gol mágico, en el que costó reparar en el pasador. Los ojos de todo el mundo se fueron hacia el milagro. Pero el gol dejó un secundario y un jugador esencial en el empate. Moya estuvo en el origen de los dos goles: sorprendió primero y afinó más tarde, para volver a mostrar que su fútbol cobra sentido en las segundas partes.
Toni Moya, actor principal del empate
Toni Moya aceleró el juego y modificó el guion de un encuentro que parecía perdido. Se expresó a través del pase, en corto y en largo, y llegó al partido para dejar huella. Su partido confirmó una lectura general: Moya es uno de los futbolistas con mejor pie de la plantilla. También un jugador que pelea contra su fama. En una posición que exige regularidad y constancia, Moya es un futbolista discontinuo, capaz de parecer imprescindible en un partido y de evaporarse en el siguiente. Sobre él pesa una idea elemental: siempre ha parecido mejor futbolista con el partido en marcha.
Toni Moya cumple su segundo curso en La Romareda. El número de partidos alcanzados en los dos anteriores le garantiza que habrá un siguiente. Llegó con su violín a cuestas, dispuesto a ser el organizador que el Zaragoza buscaba. Pero los objetivos colectivos e individuales están lejos de esa aspiración. Y Toni Moya ha sido más un futbolista de momentos que de partidos, un jugador con mejores encuentros que temporadas.
Líder del juego o revulsivo
Su importancia en el ascenso del Alavés quizá ha distorsionado el tipo de futbolista que Moya ha sido hasta ahora. Tuvo un gran peso en la recta final, pero nunca llegó a consolidarse como un indiscutible. Entonces empezó a trazar una línea que ahora se mantiene: Moya solía ser definitivo en las segundas mitades. Una estadística refleja esa idea. En su mejor temporada en Segunda División, Toni Moya sumó 28 partidos como suplente y 15 como titular. Este curso las cifras corroboran esa idea: 5 de sus 6 asistencias han llegado partiendo desde el banquillo.
Toni Moya y el ejemplo de Gabi Fernández
En busca de un salto definitivo, Moya cuenta hoy con una ventaja estratégica: el gusto de Gabi Fernández y un relato en común con su entrenador. En sus años de formación, Moya fue considerado el heredero de Gabi Fernández en la cantera colchonera. El entonces capitán le arropó en sus primeros pasos en el primer equipo y Moya siempre manifestó su admiración por el 14. Ese ejemplo, el de un jugador modélico, con regularidad, pie y liderazgo, le sirvió como espejo. Y hoy debe mostrarle el siguiente paso en su evolución.
Tal vez con Gabi Fernández como maestro, puede llegar el Toni Moya que siempre se ha esperado. El mediocampista que hasta ahora nunca ha sido.