ZARAGOZA | Toni Moya recibió un mensaje claro en Anoeta. En un partido hecho a la medida de sus pases y de su juego, Gabi Fernández eligió prescindir de él. La decisión del técnico llega en una semana compleja: justo después de que la continuidad de Moya pareciera más discutida que nunca.
Con una economía más limitada de lo que cabía esperar, el Real Zaragoza busca margen en su plantilla, también un registro diferente para su media. Con la intención de ganar más piernas que pies, Moya no ha logrado ser el futbolista que el Zaragoza creyó fichar. Cunde una sospecha: el club se ha cansado de esperar a ese jugador, como si pensara que aquí nunca fuera a existir. Sobre su caso hay ahora mismo un eco y una certeza: en un equipo en el que hay pocos imprescindibles, Toni Moya es hoy una opción objetivamente prescindible para el club.
El mediocampista, de momento, se aferra a una segunda vida en Zaragoza, también a su contrato. Renovado por objetivos en el curso pasado, las opciones de salida que le ha trasladado la propiedad no le han convencido. Entre ellas, ninguna pareció tan cercana como la SD Huesca, en un pacto que pudo ofrecerse durante el Memorial Carlos Lapetra. Moya eligió rechazar entonces al club altoaragonés y quizá su nula participación en Anoeta sirva como un aviso para lo que viene. También ese caso concreto y las siguientes alternativas prometen nuevas entregas.
En busca de un perfil diferente, de puro músculo para su media, Toni Moya deberá estudiar los intereses y todas sus ofertas. La frase de Txema Indias sirvió como advertencia: “Estoy contento con los cuatro mediocampistas que tenemos, pero también lo estaba con Poussin en la portería”. Y recordó en el fondo a otra de sus primeras citas: el director deportivo no siempre podrá decir toda la verdad pero siempre habrá verdad en todo lo que dice.
Con un mercado de diez días, el Real Zaragoza prepara sorpresas y salidas que no estuvieron previstas anteayer. Entre ellas está la de Toni Moya, cuya carpeta sigue abierta.