Desde luego mucha distancia sigue existiendo entre los requisitos de la ACB para quien se ha ganado el derecho a ascender desde LEB Oro, que lo que solicita la segunda categoría del baloncesto español para quien asciende desde LEB Plata, pero esto no quiere decir que quien lo consigue asegure su presencia la siguiente campaña en LEB Oro, como ocurre una vez más este año.
Por parte del equipo vasco, Iraurgi SB, su gran problema reside en las ayudas que puede recibir desde la Diputación de Guipuzkoa, que no ve un escensario lógico el que dos equipos guipuzkoanos, aunque sean de diferentes entidades, convivan dentro de una misma categoría como la LEB Oro, entendiendo que GBC tendría que disputar la siguiente campaña la liga ACB conseguida en la cancha, un ascenso que apoyarían con 700.000€ de las arcas municipales, aumentando también a Iraurgi SB su apoyo, con el fin de que el baloncesto guipuzkoano estuviera bien artículado y con sintonía entre ambos clubes, dejando entrever que en el caso del no ascenso de GBC, la ayuda que se diera a Iraurgi SB podría ser diferente a la que GBC ha recibido este año y recibiría el siguiente, dificultando de esta forma un ascenso donde se requiere una mayor solvencia económica.
En caso del equipo pucelano, su presidente y ex jugador ACB Mike Hansen lo ha dejado claro, que tienen que andar con pies de plomo, habiendo conseguido un ascenso deportivo en su segundo año de existencia del nuevo equipo de Valladolid, estando obligados a doblegar esfuerzos económicos si quieren ser parte de la LEB Oro la próxima campaña, algo que ve factible, pero andando con pies de plomo, dado que quieren pasar de los 220.000€ de la presente temporada a unos 450.000€ para disponer de una plantilla competitiva en una liga donde los arbitrajes cuestan el doble, la inscripción también (de 20.000€ a 40.000€), el aval el triple (de 60.000€ a 180.000€), algo que son palabras mayores, y para lo que ya han empezado a hablar con instituciones y empresas, teniendo a su vez el sueño de aumentar su masa social de los 900 socios a los 1.500.
Dentro de esta tesitura, el verano será movido, con un espectante CB Clavijo, descendido de categoría, a la espera de que un no descenso de un equipo ACB, o un no ascenso de un LEB Oro o LEB Plata, le abra esa puerta que obligue a la federación española a cuadrar equipos en la segunda división del baloncesto español, tal y como ocurrió con Lleida el pasado curso.