ZARAGOZA | Yussif Saidu se presentó ayer ante la afición zaragocista, en el estreno del Estadio Modular. Lo hizo en un puesto que no parecía el suyo, pero que Gabi Fernández puede convertir en su lugar. Desde la línea defensiva mostró las condiciones que han convencido a su técnico. Calidad física, desparpajo y una asombrosa capacidad para llegar a todas partes. A sus registros como central todavía le faltan conceptos defensivos, pero lo compensa con un fútbol veloz, hecho de corazón y de músculo, de pura resistencia. Su historia es una curiosa anomalía, un relato que demuestra que este deporte puede ser siempre un territorio mágico. Una pista. Hace solo un año nadie podría adivinar que Saidu estaría en el lugar en el que ahora está. Hace dos, menos todavía.
La llegada de Yussif Saidu a Zaragoza
Saidu fue reclutado el 20 de septiembre de 2023. Llegó en el final de la pretemporada, para fortalecer la estructura del juvenil. Su incorporación se explicó a través de las relaciones que Ramón Lozano ha establecido con algunas de las escuelas de fútbol en África. De Yussif Saidu se sabía poco. Solo había dejado huellas en alguna liga comunal en el corazón de Ghana y su única referencia oficial llegó procedente del Dansoman Wise, su club de origen. El equipo ghanés celebró en sus redes sociales la incorporación de Yussif a La Ciudad Deportiva. Tiempo después, Saidu pasó su periodo de prueba y salvó las dudas iniciales para, poco a poco, encontrar un sitio en la cantera.
En La Ciudad Deportiva abundan los mediocampistas de buen pie, capaces de expresarse a través del pase, de entender el fútbol desde las distancias cortas. En ese contexto, Saidu representó el valor de la diferencia. Su fútbol estaba hecho de kilómetros, de explosividad, de conducciones y de un ida y vuelta permanente. El ghanés le ganó terreno al fútbol y consiguió asentarse en el plan de Javier Garcés.
Al acabar la temporada pasada, el Real Zaragoza eligió su continuidad para el filial, pero llegó tarde a los trámites reglamentarios. Sin contrato de trabajo en vigor en España, tuvo que pasar tres meses completos en Ghana, hasta que el Real Zaragoza pudo solucionar todos los trámites pendientes. Entre ellos, las bases del acuerdo con el futbolista africano y las reglas de un nuevo visado. El club explicó su despiste con un sintagma perezoso: «problemas burocráticos».
El Dansoman Wise le acogió en ese tiempo de espera y permitió que su regreso a Zaragoza fuera más amable. En enero, volvió. Y lo hizo para quedarse. Emilio Larraz le convirtió en el comodín ideal para su media. Pronto entró en la dinámica del primer equipo y encontró primero la estima de Miguel Ángel Ramírez y el aprecio de Gabi Fernández después. Importante en la salvación del filial, entró en varias convocatorias con el primer equipo y se quedó a un paso de debutar. Solo una lesión inoportuna -todas lo son- le impidió estrenarse en La Romareda.
La apuesta de Gabi
Gabi Fernández mantuvo su apuesta, una fe ciega en sus virtudes. Le consideró un diamante en bruto, pura materia prima. Saidu debe mejorar sus conceptos tácticos y su lectura de juego, asentarse en el fútbol profesional. En él habita un espíritu libre. Pero lo que posee parte de su código genético: es imposible aprenderlo. Su fútbol está hecho de pulmón y de piernas, y guarda los registros de un jugador moderno, los números de un atleta.
Saidu provoca una ternura especial entre sus compañeros. Francófono y con dificultades para entender y expresarse, en el vestuario se toman con humor tener que explicarle las cosas dos veces. Tiene fama de despistado y a su gracia no le hacen falta palabras. Un último detalle define su relato. En los días previos al regreso del filial a la dinámica de trabajo, le preguntaron a Saidu si se incorporaría con el resto de sus compañeros del Deportivo Aragón: “Voy pronto al primer equipo, con Gabi”, respondió en francés. No le tomaron en serio. Quien preguntaba pensó que Saidu había entendido mal el mandato del club, básicamente porque el primer equipo estaba en plena concentración en Los Ángeles de San Rafael.
No era la primera vez que Saidu, propenso al error y al despiste, se equivocaba en detalles esenciales. Pero el futbolista ghanés acertó en esta ocasión. Gabi Fernández le incorporó a su concentración en Benasque y le volvió a ver como una apuesta personal. El técnico siente que Yussif Saidu es todo un descubrimiento y que tiene el valor de un hallazgo. Saidu tenía razón: Gabi Fernández quiere llevarle a todas partes.