La actitud es en un factor diferencial en el fútbol. Aquella que da la intensidad y la pasión necesaria para poder revolucionar un partido. Porque en muchas ocasiones, la afición tan solo pide eso: entrega, dejarse todo sobre el campo. Y eso es algo que indiscutiblemente hace Jorge Pulido, partido tras partido, como debe ser un buen capitán de la SD Huesca.
No vamos a hablar de lo bien que ha asimilado los valores del club el bueno de Pulido porque eso ya se ha comentado en numerosas ocasiones. Porque cuando desde Almería se presionaba para la salida del jugador, los altoaragoneses supieron de inmediato que se trataba tan solo de una estrategia ruin de desestabilizar al toledano y a su entorno. Irse a un rival directo por el ascenso nunca estuvo en sus planes.
Y su continuidad fue de nuevo una bendición. Tardó en recuperar el nivel propio a la calidad demostrada en el arranque de la temporada pero sus últimos meses -sobre todo desde la llegada de Xisco- son muy positivos. El conjunto oscense se ha convertido en un equipo complicado de marcar y gran parte de esa culpa la tienen tanto el capitán azulgrana como Ignasi Miquel.
Ayer, Samu Sáiz recordó la crueldad de esta categoría aprovechando un mal despeje de Marc Mateu para hacer un verdadero golazo. Pocas ocasiones tuvo más el Girona ya que en los últimos metros la defensa azulgrana, conformada por una línea de tres centrales, estaba imponente. La afición también reconoció este esfuerzo y eligió a Pulido como el mejor de la SD Huesca con un 49% de los votos.
El central atacante
Su protagonismo no solo se dio en la faceta defensiva, sino también en las líneas atacantes volviendo a ver esa versión agresiva del capitán que hace levantar de su butaca al aficionado azulgrana. Porque las aventuras de Pulido en el área rival siempre emocionan. De hecho, la ocasión más clara en la segunda parte fue creada por él con un centro que remató Ignasi Miquel. Podría haber sido el gol del empate, pero unos centímetros en la línea del fondo lo evitaron.
El Huesca dejó mal sabor de boca en un partido que estaba obligado a ganar contra un rival directo por el ascenso como era el Girona. Nwakali también brilló, pero su marcha a la Copa África deja un vacío sobrecogedor. Juan Carlos dio buenas noticias así como Ferreiro que volvía tras lesión. Pero sin duda fue Jorge Pulido el único capaz de mantener la llama de la esperanza en el Alto Aragón, una llama cuya vida comienza a estar en peligro.