Toda eliminatoria se juega dentro y fuera del verde. Anquela lo sabe bien. Y el técnico del Huesca se armó de paciencia para no entrar al trapo, para no dar respuesta a quien desliza o afirma que su equipo se vio favorecido en el partido de ida contra el Getafe.
Es difícil encontrar una afirmación de Anquela con enjundia que no vaya con cierto énfasis. El técnico del Huesca hizo un segundo de pausa y en la rueda de prensa para analizar el partido de este sábado contra el Getafe soltó: “Mañana tengo el partido más importante de mi vida”. Pero antes volvió a alabar al rival. Se deshizo en elogios. Lo dijo sin falsa modestia. Sin interés por elevarlo para luego, en caso de eliminarlo, la gesta del Huesca sea más amplia. No. Anquela recalcó que no le gusta entrar en esos juegos. Por si acaso espetó que “si aquí uno dice la realidad parece que lloramos, pero aquí no lloramos jamás”. Y ese ‘jamás’ sonó rotundo. Como segundos antes lo había dicho para negar que en alguna ocasión haya calentado un partido. Lo dijo, además, mordiéndose la lengua.
La igualdad entre ambos onces ha sido clara en Liga y en el primer partido de esta intensa eliminatoria. Nadie le ha ganado al otro. Y todo indica que se romperá ese equilibrio este sábado. El 3-3 que clasifica al Huesca lo ve “como un partido de locos” entre dos equipos donde no cabe la sorpresa de la pizarra. Su propuesta, su deseo, es que su equipo sea capaz de hilvanar 90 minutos como los ofrecidos en la primera parte y en los últimos quince de la segunda en El Alcoraz. Por allí tiene que llegar la eliminación del rival y alfombrar la autopista para la siguiente eliminatoria que abre las puertas a la gloria. “Tenemos ilusión y ganas. El objetivo -añadió- es controlar siempre el juego, pero no es fácil”.
Si los cambios en la ida sirvieron para empatar una eliminatoria que se puso muy difícil con el 0-2, Anquela no escondió que hay jugadores que “han hecho méritos” para estar desde el inicio. El técnico recalcó que el estilo del Huesca que le debe llevar al siguiente peaje en el camino a Primera es ser “humildes, respetuosos con el rival e intensos” y pidió a sus chicos que “se dejen el alma por este club y por esta ciudad”.
El preparador del Huesca las ha visto de todos los colores y no puede evitar recordar su paso por el Alcorcón cuando se quedó a un gol del ascenso a Primera. Por eso, afirmó que “no quiero volver a ver llorar a mis chicos en el vestuario”.