Toda historia de superación ante las grandes adversidades que pone la vida, poseen un origen humilde. Cándido Sáez comenzó como un profesor más de esquí en la estación de Candanchú. Su experiencia como el mayor de 13 hermanos le regaló ese don para compartir, para sentirse responsable de los demás y, sobre todo, para intentar dar ejemplo.
Su vida era tranquila hasta que un día, un joven con Síndrome de Down llegó a hasta él. A partir de entonces, su vida dio un giro por completo, una oportunidad que Cándido recuerda y agradece cada día: “Al principio, sus padres no se creían que yo pudiera darle clases de esquí a su hijo. Recuerdo el primer día. Estuvimos tomando un chocolate, él y yo, en la terraza del bar durante las dos horas que duraba. Probamos las botas y dediqué el tiempo a conocerlo bien. No necesitaba más. A partir de ahí, fuimos mejorando y al año siguiente quiso repetir encantado trayéndose a dos amigos suyos para que también lo probaran”.
El hecho de que más personas con diversidad intelectual se animaran a practicar este deporte, animó a Cándido a conocer más de cerca estas enfermedades. “De esta forma, podía pensar un planteamiento adecuado y eficaz para que pudieran disfrutar del esquí como cualquier otra persona. Sentía que tenía que pulir muchas cosas”, señala.
La gran cita que lo cambió todo
“En 1997 llegaron los Special Olympics de Invierno en Canadá en la que estos chicos tenían plaza para ir. Sus padres me pidieron que les acompañara en este viaje y acepté”. La mayoría de personas conoce qué son los Juegos Paralímpicos, la competición destinada a personas con diversidad física o mental; sin embargo, los Special Olympics parecen un mundo totalmente desconocido. Esta competición está destinada a personas con diversidad intelectual y en ellas se fomenta su capacidad de superación y su mejora en las habilidades sociales.
Para Cándido Sáez, esta experiencia le brindó la oportunidad de ver cómo trabajaban otros países con el deporte adaptado. “Me di cuenta de lo atrasados que estábamos en España”, apunta. El aragonés se empapó cuanto pudo de todo lo que observó, y a la vuelta decidió crear, definitivamente, el primer equipo adaptado dentro del Club de Esquí Candanchú.
Desde entonces, el equipo ha ido creciendo año tras año. Con el esfuerzo de todos, los deportistas han podido disfrutar de más de 20 Campeonatos de España, los Special Olympics de Canadá, Japón, Corea del Sur, Austria… Y ahora, preparan con mucha ilusión las próximas Olimpiadas en Suecia en el 2021.
Esta labor no solo queda dentro del club, sino que también busca un mayor beneficio a la sociedad: “En Candanchú también llevamos muchos años organizando jornadas de actividades adaptadas para grupos grandes que pertenezcan a organizaciones o colegios. Nos han venido de muchas partes de la provincia de Huesca, de Zaragoza e incluso desde Valencia. Suelen repetir, y a nosotros nos encanta”, explica Cándido.
El margen de mejora de España
“Los últimos Special Olimpics tuvieron lugar en Pyeongchang. Allí nos reunimos más de 3.200 deportistas con diversidad intelectual más sus familiares y entrenadores. Imagínate la logística que debían tener para una mayor comodidad de todos los asistentes. Eso en España, ahora mismo, es impensable“, analiza el aragonés.
El equipo de Cándido es el único de toda España que entrena a deportistas con diversidad intelectual, un hecho del que se siente orgulloso, y a su vez, decepcionado ante el escaso apoyo que recibe este colectivo en el país: “La ayuda es prácticamente nula. Ya lo es en general para los deportes de invierno con que imagínate para la rama de deporte adaptado. Mis deportistas y sus familias se tienen que pagar todo”.
Normalizar el sentido común
Cándido explica que cuando le preguntan sobre si es costosa la labor que tiene, él siempre responde que “solo hay que tener sentido común; sentido común de ver a estos deportistas como personas normales que son”. Los resultados quedan a un lado como un dato meramente anecdótico mientras que la capacidad de superación se sitúa como la máxima prioridad.
“Cuando empecé, todo esto me venía grande. Pero ahora puedo decir orgulloso que los resultados que obtenemos son impresionantes. De hecho, en muchas ocasiones pasamos de acudir a los campeonatos nacionales y hacemos viajes a pistas fuera de España para que descubran nuevos lugares. Cada deportista tiene su plan de entrenamiento según su capacidad de movilidad y todo mi equipo trabaja para que potencie sus virtudes”, elogia.
Haya buenos resultados o no, el Club de Esquí Candanchú ya ha ganado. Ha ganado por ser pioneros en el esquí adaptado a nivel nacional, por conseguir que estos deportistas sean unos miembros más del club y por conseguir que mejoren cada temporada. Y es que, como diría Cándido Sáez: “Para nosotros, todos nuestros deportistas ya son campeones por todo el tiempo que sacrifican para disfrutar de este gran deporte como es el esquí”.