Míchel se ha presentado como es. Hombre del Rayo, su casa, está ante un reto. Es la primera vez que sale de su zona de confort con el objetivo de hacer algo grande. Poco interrogatorio personal, pero sí que ha deslizado que empieza a conocer la provincia. Ya ha estado en Plan, en Alquézar, alaba la gastronomía de la capital altoaragonesa, se siente muy cómodo en Huesca ciudad y no echa en falta nada de lo que pueda tener una capital con más población.
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La conversación ha girado sobre fútbol. Cómo no. Y el técnico ha prescindido de palabras acomodadas. Sabe que el reto es hacer algo grande, subrayando que de su boca no saldrá la palabra ascenso, que quiere tener al grueso de la tropa mejor ayer que mañana y es consciente de que viene a una ciudad donde quizá el fútbol de elite se entienda de otra forma. Su propuesta de fútbol vertical fue clave para su contratación y sabe que en El Alcoraz va a contar con un aliado, que lo hace extensible a todo el entorno. Es consciente de que habrá crítica y la acepta. Eso sí, siempre que sea constructiva y no lesiva por intereses.
Tras el ‘café con pastas’ se mostró la exposición a los representantes de medios de comunicaciones y tuiteros –no maneja redes sociales- que reflexiona sobre cómo el fútbol forma parte de un sustrato colectivo conformado por nueve secciones. En concreto, las de juego, historia, media, género, campos, queer, público, global y local.