Rubén Floría: “Álvaro Palacio y Jorge Franco pueden tener futuro en el primer equipo”
Rubén Floria repasa su aventura con el Racing Zaragoza en la DHJ y habla de tres proyectos del Real Zaragoza a los que entrenó: Pau Sans, Álvaro Palacio y Jorge Franco
Rubén Floria, durante la entrevista | Foto: Sport Aragón
Comparte
ZARAGOZA | Rubén Floría recibe a SPORTARAGÓN dos años más tarde, después de haber vivido con el Racing Zaragoza una gran aventura. En el equipo zaragozano logró el ascenso a la máxima categoría del fútbol juvenil y el curso pasado alcanzó una permanencia histórica. Un mes después de ser cesado, guarda una gratitud especial al club que le dio su gran oportunidad. En esta amplia conversación repasa las huellas de su carrera y se detiene para definir a tres futbolistas que sueñan con reinar en La Romareda: Pau Sans, Álvaro Palacio y Jorge Franco.
Quizá hasta que no te destituyen no acabas de ser entrenador de fútbol
¿En qué le ha cambiado Rubén Floria la División de Honor Juvenil?
Te diría que me he hecho entrenador de fútbol. Procedía del fútbol base y al aterrizar en la etapa juvenil experimentas un cambio muy grande. Para mí es una categoría que podría ser casi profesional, que exige una dedicación plena. Te enfrentas a estructuras y a jugadores que no están en Tercera División. El equivalente sería una Segunda RFEF o incluso una Primera RFEF. En este tiempo he crecido, me he hecho entrenador. Hasta mi llegada a División de Honor había vivido siempre situaciones de equipo ganador, me había acostumbrado a ser protagonista, a mandar en los partidos y las categorías. El año pasado nos tocó ser cabeza de ratón y lo hicimos muy bien, nos lo creímos. Este curso la categoría era igual, pero el equipo era distinto.
Muchos técnicos dicen que uno no es entrenador hasta que no se siente discutido…
Sí, te desgasta mucho. Y más si no vives de ello. Al final, he tenido que atender una profesión, un trabajo y debía repartir mi tiempo libre entre mis dos hijas, mi mujer y el fútbol. La categoría me ha quitado mucho tiempo. Y te exige una dedicación constante, con semanas que son siempre diferentes a las anteriores, por el rival y la suma de todos los contextos.
¿Fue complicado verte cerca de la destitución por primera vez?
Siempre fui un entrenador ganador y tuve la suerte de estar en el otro lado. Quizá por esa razón me costó verme en ese lugar, sentirme discutido. Y fue especialmente duro cuando aparecieron las lesiones, que lo condicionaron todo. Las más graves coincidieron además con los enfrentamientos ante los rivales más poderosos. En diciembre, el director deportivo me dijo que las cosas no estaban funcionando del todo bien, que valoraban un cambio en los banquillos. Por un momento piensas que es un poco injusto, recuerdas que la campaña anterior todo el mundo te felicitaba, que aplaudían lo que habías conseguido. Pero tardé poco en reponerme, en ajustarme el mono de trabajo, en buscar el objetivo de terminar la temporada. Al final no lo pudimos lograr, pero te quedas con todo el aprendizaje y le estoy muy agradecido al Racing. Quizá hasta que no te destituyen no acabas de ser entrenador de fútbol.
El año anterior fue distinto, más feliz que este y tenías en tu plantilla algún jugador diferente…
Tuve dos que destacaron por encima del resto. Con uno de ellos tengo una relación muy especial: se llama Víctor Fernández y es un canalla. Si no lo fuera, estaría viviendo solo del fútbol. Lo tengo ahora en el Utrillas, pero si tuviera la mentalidad de Álvaro Palacio llegaría a lo más alto. Con el segundo, Pala, tengo también un vínculo muy bonito.
Álvaro Palacio, por Rubén Floría
Palacio está llamado a alcanzar el primer equipo. Tiene talento y es competitivo, lo lleva en la sangre. Es un líder y nunca se arruga. El año pasado nos dio una lección a todos en el Racing Zaragoza. Nos enseñó lo que tiene que ser un jugador de fútbol
Álvaro Palacio, en La Ciudad Deportiva | Foto: Almudena Sopeña
Álvaro Palacio merece un capítulo aparte…
Palacio es uno de esos jugadores que están llamados a alcanzar el primer equipo. No quiero alzar mucho las expectativas pero es un jugador diferente, con una mentalidad especial. Le da igual lo que digan de él, no tiene presión. No piensa en la prensa o el entorno. Es competitivo y lo lleva en la sangre. Es un líder. Además de su talento, tiene una capacidad competitiva que le hace estar por encima de todo. Se despliega, siempre va y nunca se arruga. Además es un chico que vive para ello, que cuida su alimentación, el sueño, no sale de fiesta… Hace todo lo que un futbolista tiene que hacer.
Tiene el juego en la cabeza y el fútbol en los pies, ¿en qué te parece mejor?
Carlo Ancelotti dijo hace unas semanas que no hay intermedios, que está el jugador físico y el futbolista diferencial. Estoy muy de acuerdo con él y Palacio consiguió ser el año pasado la suma de las dos cosas. Este curso tiene otro rol en el Real Zaragoza: es ese futbolista físico que todo equipo necesita. Y considero que puede ser también el cerebro de Garcés. A menudo se hace la comparación con Francho Serrano y creo que son jugadores similares y a la vez diferentes. Álvaro tiene recorrido y es un futbolista que siempre quiere el balón, que no se esconde nunca. Y tiene algo que le define casi por encima de todas las cosas: es un líder. Solo hace falta ir a ver un partido del DHJ y estar un rato escuchándolo. Es una locura.
¿Te acuerdas de su primera vez en el Racing?
Recuerdo que el Zaragoza nos lo dejó un viernes y que el sábado jugábamos el primer partido contra el Sabadell. Yo no lo había visto mucho, lo recordaba de su época en el Montecarlo, donde había demostrado que era muy buen jugador. Pero con Miki Álvarez no había participado demasiado en Liga Nacional. Antes de verlo con nosotros, pensaba que llegaba del Real Zaragoza y que sería un jugador muy competitivo. Fue verlo en el primer entrenamiento y pensé: “Madre mía, qué futbolista nos ha caído del cielo. Tiene que ser titular”.
¿Qué pasó aquel día?
Llegábamos de hacer una pretemporada malísima, no convencíamos a nadie. Pensábamos que el Sabadell nos podía golear. Y acabamos ganando 1-0. Sin sufrir. Y vencimos gracias a él y a todo lo que le contagió al grupo. Fue algo maravilloso. Siempre he creído que hay jugadores que se acaban haciendo con el tiempo, pero hay cosas que tienes o no tienes. Y Álvaro ha nacido con algo. En su carácter tiene un punto argentino. Su madre nació en Buenos Aires y aunque haya nacido en España y sea de familia española tiene una vena argentina, un poco canchera, que le hace todavía más competitivo.
¿Has visto una gran evolución en su juego?
Sí, ha crecido mucho. El año pasado, con las carencias que teníamos, jugaba muchas veces de enganche y era increíble. Su despliegue, la llegada que tenía… Este año ha jugado más en la posición que ha sido suya desde pequeño. Es un medio posicional, creador. Y para mí está siendo lo más destacado del Zaragoza de Garcés.
¿Cómo acabó en el Racing Zaragoza?
Recuerdo que el Real Zaragoza nos lo vendió como un diamante en bruto. Pensé: “¿Un diamante en bruto que no ha jugado casi en el Liga Nacional?”. Pero sí, Ramón Lozano y Ángel Espinosa tenían razón. Era un diamante que quería jugar. Su destino era quedarse en el Liga Nacional y él pensó que en un recién ascendido como el Racing Zaragoza podía ser protagonista. Fue a por la categoría y se la comió.
¿Le vino bien salir cedido, ser también cabeza de ratón por un tiempo?
Creo que una parte de ese carácter ya lo traía, pero la temporada le vino muy bien. Considero que los jugadores que tienen miedo de salir del Real Zaragoza, que piensan que si salen cedidos nunca van a volver, no van a llegar a nada. Me viene a la cabeza el caso de Marcos Luna: en Irún aprendió a soltarse y se ha convertido en el futbolista que hoy es. El caso de Luna lo demuestra y el de Álvaro Palacio también.
Una vez me dijiste que lo más bonito de esta profesión es cambiarle la vida a los chicos. ¿Cuánto le has cambiado la vida a Álvaro Palacio y cuánto te la ha cambiado él a ti?
Creo que él me la ha cambiado más a mí, que me ha enseñado muchas más cosas de las que yo pude enseñarle. Él salió encantado, pero creo que nos dio una lección a todos. Nos enseñó lo que tiene que ser un jugador de fútbol.
Jorge Franco, a través de Rubén Floría
Jorge Franco ataca bien los espacios, es muy rápido y suele aparecer en los días importantes. Domina el área y tiene picardía. Y, sobre todo, tiene gol y siempre lo tendrá
Jorge Franco, ante el Villarreal | Foto: Almudena Sopeña
También has entrenado a Jorge Franco…
Sí, su historia es curiosa. Lo trajo Carlos Bellvis, que ha sido mi segundo durante este año. Jugaba en la SD Tiro del Pichón, un club humilde de La Almozara. Yo no sabía ni que tenía equipo. Debía jugar a fútbol 7 y el hermano de Jorge ya estaba en el club. Creo que su primer entrenador fue Juli Carmona, que es el segundo de Álvaro Arbeloa en el Madrid. Juli es el hermano de Pablo Carmona, que sigue teniendo un papel protagonista en la estructura del club. Desde el primer minuto en el Racing, le dije a Pablo que Franco me había llamado la atención. Me acuerdo que en su primer año fuimos a un torneo a Salou. Y les dije a Fran García y Pablo Carmona que para la final quería a Jorge Franco.
¿Se llegó a estrenar contigo?
Le hice debutar en Alcañiz, creo que era su primer año de cadete. Y era un niño. Pero yo sabía que nos podía ayudar por una cosa: siempre ha tenido gol. Sabe estar en el sitio adecuado para marcar. En aquel partido en Alcañiz ganamos 0-2 con dos goles suyos. Fue algo increíble. Sus compañeros acabaron manteándolo. Lo subí otra vez contra el San Gregorio y volvió a marcar. El año siguiente se lo llevó el Real Zaragoza.
¿Sufrió una lesión al poco de llegar a La Ciudad Deportiva?
Sí, creo que se rompió el cruzado. El año pasado, cuando habían pasado 12 meses de su operación, fui a verlo jugar. El Zaragoza ganaba 1-0 y Franco salió en la segunda parte. En 10 minutos marcó cuatro goles. Sin ritmo, sin apenas rodaje. Y este año lo estás viendo: con pocos minutos, con pocos ratos, contra el Villarreal, la Real Sociedad o el Celta. Gol, gol y gol. Ese es Jorge Franco.
Con ese instinto también se nace…
Es un jugador que tiene gol y siempre lo tendrá. Es otro de los futbolistas que puede llegar a la primera plantilla. Porque hoy en día pocos delanteros tienen esa intuición, esa capacidad para estar siempre en el lugar adecuado. Ataca bien los espacios, es muy rápido y suele aparecer en los días importantes. Domina el área y tiene picardía.
Pau Sans me tiene ganado de por vida. Además de su regate y su desparpajo, hay algo que siempre le diferencia del resto: su sonrisa. Si estuviera hoy aquí, estaría sonriendo
Pau Sans, en La Copa del Rey | Foto: Almudena Sopeña
¿Te recuerda en eso a otro de los zaragocistas a los que entrenaste?
¿A Pau Sans? Son jugadores distintos, pero los dos tienen algo en común: son muy listos. Reconozco que veo al Zaragoza a ratitos, pero sobre todo lo veo cuando juega Pau. Compartí cinco años con él y para mí es un aliciente. Y en él siempre ves algo. Si tienes que nombrar a un jugador, es difícil no elegirle. Y además de su regate y su desparpajo, hay algo que siempre le diferencia del resto: su sonrisa. A mí me tiene ganado de por vida y creo que puede triunfar en La Romareda. Si estuviera hoy aquí, estaría sonriendo.
Lo mejor que le puede pasar a Pau Sans es que nadie le cambie…
Totalmente. He pasado por muchas etapas como entrenador, pero creo que al jugador lo condicionamos demasiado. Muchas veces voy a ver el fútbol de niños y oigo como los padres hablan entre ellos y dicen que un jugador es un chupón. Y les digo: “Dejad que sea chupón”. Al final, si les cohibimos, fabricamos robots. A ese tipo de jugador hay que educarle y enseñarle a que busque el regate en línea de tres cuartos, pero creo que tenemos que potenciar al jugador más atrevido. Sino todos serán clones. Y yo creo mucho en el jugador diferente y diferencial.
¿Echas de menos entrenar?
Sí, mucho. Reconozco que la primera semana fue un alivio. Ahora, aunque disfruto de mi vida personal, de vez en cuando necesito ir a ver fútbol, escaparme a algún partido. Me aburro sin él. Me cuesta no pensar en el siguiente encuentro, en el rival. Es como si te faltara algo que te ha acompañado mucho tiempo. Supongo que es una adicción de la que no me curaré nunca.
¿Qué importancia tuvo tu tío en esta pasión?
Toda. El fútbol siempre me ha gustado pero fue él quien creyó en mí y me metió el gusanillo de los banquillos. Yo seguía todos los partidos de mi primo, en el Actur Pablo Iglesias y el Amistad. Mi tío me insistía mucho, me decía que fuera entrenador. Lo acabé haciendo y empecé de segundo, pero pronto vi que no estaba hecho para ese lugar. Al acabar la temporada, me dieron un equipo a mí. Seguramente entonces empecé a entender algunas cosas: mi forma de seguir el fútbol de niño, las alineaciones que hacía, mi manera de vivirlo después… Era algo que llevaba dentro y que mi tío supo ver. Aunque ahora ya se ha convertido, mi padre no era futbolero. Fue mi tío el que me metió el fútbol en vena. Me acompañó como delegado durante cinco años. Fue mi segundo, mi confidente y mi mejor amigo. Aunque ha pasado mucho tiempo, me sigo acordando de él en los momentos más especiales.
Hace dos años lo recordabas y decías que siempre te vio posibilidades en los banquillos…
Yo siempre he pensado que era amor de tío. Me decía: “tú vales mucho, tú vas a llegar lejos”. Hace dos años te dije a ti que veía el fútbol como un hobby y ahora estoy empezando a creer que, de alguna manera, mi tío podía decirlo en serio. Creo que en este tiempo me he ganado un reconocimiento, la posibilidad de optar a algo más. No sé dónde voy a llegar, pero sé que voy a disfrutar del proceso como un enano.
Y mientras tanto, ¿sigues en contacto con tus ayudantes?
Sí, con Carlos Bellvis hemos hecho un gran tándem. Me ha ayudado de una forma muy especial, nos lo hemos currado muchísimo. Con Jorge Antón he seguido hablando con mucha frecuencia, aunque este año no haya estado conmigo. Le preguntaba cómo plantearía muchos partidos y muchas situación del juego. Antón lee muy bien el fútbol y me fío muchísimo de su opinión. Y no puedo olvidarme de Antonio Pescador, que ha sido una pieza imprescindible en este camino. Trabajador, cuidadoso, ordenado, con sus informes se ha ganado el cariño de toda la División de Honor Juvenil.
¿Ya sabes cuál será tu próximo partido?
Me han llegado cosas, pero de momento estoy tranquilo. Seguiré viendo fútbol y, mientras tanto, recuperaré con mi mujer y mis hijas el tiempo perdido. Mis hijas tienen dos y cinco años, están en una edad muy bonita. Recuerdo que el día que me despidieron, la mayor me dejó una frase que se me quedó marcada: “Papá, ahora vas a poder estar más tiempo con nosotras”.
⚽️🦁GABI FERNÁNDEZ, AL RESCATE | LA ÚLTIMA HORA DE LA SITUACIÓN DEL REAL ZARAGOZA | LIGA HYPERMOTION | SEGUNDA DIVISIÓN