Este 10 de mayo no ha sido un día cualquiera para los zaragocistas. Treinta años después del legendario gol de Nayim en París, el eterno capitán Miguel Pardeza ha vuelto a levantar una copa, aunque esta vez de vino, y con un mensaje lleno de emoción, orgullo y raíces. Ha sido en Cariñena, donde el exjugador ha sido protagonista de una jornada conmemorativa enmarcada dentro del Día Vino D.O., un evento que ha reunido a más de 300 personas en la carpa del recientemente inaugurado Cariñena Wine Museum.
Un brindis por el fútbol, el vino y los valores compartidos
Con su habitual elegancia, Miguel Pardeza ha dirigido un brindis colectivo con el que ha querido unir dos de sus grandes pasiones: el fútbol y la tierra que lo acogió como uno de los suyos. “Es emotivo celebrar el aniversario de la Recopa y brindar por el vino de la D.O. Cariñena. Debemos estar orgullosos de nuestros valores”, expresó con sinceridad.
El momento, cargado de simbolismo, coincidía con el 30 aniversario de la conquista de la Recopa de Europa por parte del Real Zaragoza, en la que Pardeza fue capitán. “Más allá de la nostalgia, esta fecha sirve para recordar de dónde venimos y lanzar la idea de a dónde debemos ir. El Real Zaragoza es un club grande, representante de una ciudad muy grande”, dijo con rotundidad.
La huella de Pardeza en el Paseo de las Estrellas
El acto también sirvió para que el exfutbolista dejara impresas sus manos en una hoja de vid, símbolo del Paseo de las Estrellas de Cariñena, alcanzando así el puesto 28 de esta original iniciativa que reúne a grandes personalidades de la cultura, el deporte y el espectáculo. “Es un orgullo porque es un testimonio de que alguna huella he dejado en mi paso por el fútbol y por Aragón”, confesó.
En este paseo figuran nombres como David Trueba, Paula Ortiz, Eduardo Noriega, Lola Herrera, Santiago Segura, Luz Gabás o Theresa Zabell, entre muchos otros. Una muestra del compromiso de la Denominación de Origen Cariñena por unir vino, cultura y territorio.
“El auge del vino de Cariñena es fascinante”
Pardeza no quiso desaprovechar la ocasión para ensalzar el papel que ha adquirido el vino de Cariñena en los últimos años. “Estuve aquí hace 36 años, cuando sus vinos eran muy familiares, aunque buenos. El crecimiento que han experimentado en profesionalización y proyección nacional e internacional es fascinante”, declaró, poniendo en valor el esfuerzo de viticultores, bodegas y entidades.
También destacó el hecho de que hoy día los vinos de Cariñena “aparezcan con normalidad en las cartas de muchos restaurantes”, lo que para él, que ya no vive en Aragón, es una prueba tangible del éxito.
Una celebración nacional con sabor aragonés
La jornada formó parte del Día Vino D.O., una iniciativa impulsada por la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (CECRV), que este año ha reunido a 32 denominaciones de origen en un brindis simultáneo en toda España bajo el lema “Las denominaciones de origen impulsan nuestros pueblos. ¡Brindemos por su futuro!”.
Antonio Ubide, presidente de la D.O. Cariñena, destacó que el vino con D.O. tiene un valor añadido: “es inseparable de un territorio y de sus gentes”. Subrayó también la oportunidad de vincular esta jornada con la efeméride futbolística: “Teníamos claro que tenía que venir alguien del Real Zaragoza a hacer el brindis e imponer sus manos”.
Entre las denominaciones participantes figuraban otras aragonesas como Calatayud, Campo de Borja y Somontano, en una unión simbólica que resalta el papel del vino como motor cultural, económico y social del medio rural.
La leyenda de la Recopa y el legado de Pardeza
Miguel Pardeza, nacido en La Palma del Condado (Huelva), pero zaragocista de corazón, es uno de los nombres más icónicos de la historia del club. Capitán en la final de la Recopa, fue parte de aquel once inmortal que venció al Arsenal en el Parque de los Príncipes en 1995. Ganó dos Copas del Rey y la Recopa con el Real Zaragoza y, tras su retirada, siguió ligado al fútbol como secretario técnico y director deportivo, además de licenciarse en Filosofía y Letras y publicar varios libros.
En el día de hoy, su figura ha vuelto a conectar pasado y presente, fútbol y vino, sentimiento y territorio. Y lo ha hecho brindando, con copa en alto y un mensaje rotundo: “Debemos estar orgullosos de nuestros valores”.