En ocasiones el mercado de fichajes da giros inesperados. El caso Gastón Silva es un claro ejemplo de ello. El defensor solo manejaba dos opciones con el siguiente orden de prioridad: SD Huesca y Peñarol.
La representante y madre de Gastón Silva reconocía hace unas semanas de forma pública que: “La prioridad la tiene Huesca. Yo creo que en la vida hay que ser agradecido y el único club que cuando había una demanda de 8 millones levantó el teléfono, fue el Huesca”. Sin embargo, no daba nada por hecha su incorporación y aclaraba que en el caso de no salir este fichaje adelante, el central se marcharía al Peñarol.
Con la SD Huesca había una discrepancia, según la madre de Gastón: “Ellos quieren dos o tres años pero yo pido uno. No importa que sea Segunda División, lo que importa es que Gastón devuelva el favor que le hizo el Huesca. Desde aquí me prometen minutos para él y eso es lo que más necesita ahora mismo«, añadía. Nada más lejos de la realidad. La duración del contrato podía estar sobre la mesa de negociación, pero primaba el aspecto económico. Silva y su madre pedían unas cantidades económicas a las que el Huesca no estaba dispuesto a llegar.
Con las negociaciones rotas y con Peñarol cansado de esperar al futbolista uruguayo, Gastón Silva ha considerado, y aceptado, una oferta del Cartagena, último rival de la SD Huesca en el campeonato liguero. ¿La oferta contractual del equipo efese será más alta que la del equipo altoaragonés? La avaricia rompe el saco.