El Real Zaragoza superó en Ponferrada un bloqueo que se extendió hasta la quinta jornada. El equipo se comportó como un bloque, se ordenó mejor y Giuliano Simeone se convirtió en el principio y en el fin del ataque. La imagen al acabar el encuentro fue simbólica. El grupo se reunió en un abrazo común. En ese instante se vio la clave de un vestuario que siempre ha mostrado fe en lo que hace.