ZARAGOZA | El Real Zaragoza logró vencer al Andorra en un partido en el que tuvo todo a favor, pero en el que sufrió hasta el final. La expulsión de Bover pudo condicionarlo todo, pero el Zaragoza buscó el camino de la victoria, pero no el de la sentencia. Necesitaba ganar y lo hizo, a través de un cabezazo plástico e inapelable. El resto del tiempo, jugó con el reloj y celebró un triunfo reparador.
Cristian Álvarez (6´5): Sin hacer grandes paradas, mostró solidez bajo palos y autoridad en el aire. Dudó en alguna acción del Andorra, pero también supo apagar fuegos con los puños. Tuvo que retirarse antes de tiempo, con una lesión muy suya, que parece más de jugador que de portero.
Marcos Luna (5): Sufrió por su perfil, ante el regate y el triciclo de Benito. Se rehízo en algún tramo, pero cuando mejor estaba, le tumbó una molestia.
Alejandro Francés (6´5): Amasó balón y estuvo veloz en la corrección. Midió mal en una acción individual, pero la suerte jugó a su favor y también de Lluís López. El resto del tiempo, hizo el partido exacto que su equipo necesitaba que hiciera.
Lluís López (6´5): Se soltó en la acción del gol, avanzó metros y encontró a Jaume Grau, que apareció en el lugar del asistente. Estuvo firme en su estreno, como si nunca hubiera dejado de jugar.
Andrés Borge (7): Comodín en la defensa, se aplicó en la marca y venció en su vigilancia. No esperen de él grandes alardes en ataque, pero sí una prueba de esfuerzo y compromiso en todos sus partidos. Nunca le tumbó el primer revés y su historia en el primer equipo solo acaba de empezar.
Marc Aguado (6): Intuitivo y listo, llegó un segundo antes a la disputa que cambió el partido. Sin que hubiera mala intención del rival pero sí un punto de imprudencia, forzó la expulsión de Bover. Durante el resto del tiempo, eligió el pase sencillo y acertó con las nociones más básicas de este juego. Se adaptó en la defensa colectiva y le cantó una nana al partido.
Jaume Grau (7): Cabeza alta, conducción elegante y su mejor punto de forma en mucho tiempo. Sin que nadie lo esperara, se ha convertido en una pieza clave en el equipo. Desde la izquierda, planeó el gol, con un centro bombeado, que Mollejo llevó a la red. Se cargó con tarjeta y no jugó en la segunda mitad, pero cada vez parece más importante en el plan del técnico.
Maikel Mesa (6): Su juego está lleno de detalles, de huellas del fútbol canario. Gira sobre sí mismo, se alarga y ofrece una solución que parece que solo está hecha a su alcance. Pese a todo, le cuesta ser constante y en Andorra le faltó un punto de egoísmo. Alguna transición que no fructificó, llevaba escrita su nombre. En la segunda mitad, estuvo especialmente impreciso.
Víctor Mollejo (7´5): El partido estaba para un momento y él supo colgarse del aire para marcar. Remató sin paliativos, con la ambición que le distingue. Su fútbol es puro entusiasmo y describe unas virtudes que cualquier equipo necesita. No acierta siempre en el fútbol, pero en Andorra supo añadirle al partido todo lo demás.
Sergio Bermejo (5): Tímido, está lejos de ser el futbolista que alguna vez ha prometido ser. Lo intentó y se esforzó en el repliegue, pero necesita un punto de confianza y un guiño de la suerte.
Manu Vallejo (4´5): No fue una amenaza real para el Andorra y pasó por el partido sin dejar grandes noticias. Sigue muy lejos de su mejor sprint. Intrascendente.
Cambios del Real Zaragoza
Toni Moya (5´5): El Zaragoza necesitaba criterio y un punto de pausa, pero le costó ser protagonista. Aunque no fuera responsabilidad suya, el Zaragoza perdió la posesión en la segunda parte. Tampoco apareció cerca del área, donde asoman sus mejores virtudes.
Fran Gámez (6): La labor en el partido no era sencilla y más con la entrada de un regateador puro como Lobete. Gámez construyó una alambrada y zanjó su banda.
Germán Valera (5): No estuvo fino en el final de las jugadas. Le faltó claridad en los últimos metros, en transiciones que parecían hechas a su medida.
Iván Azón (6´5): En su salida al campo, interpretó bien las necesidades del equipo. Tuvo pausa en alguna acción decisiva y pensó, sin dejarse llevar por las prisas. Sus compañeros no acertaron y él llegó una milésima tarde a un centro de Valera.
Gaëtan Poussin (SC): La lesión de Cristian Álvarez le obligó a salir en el tramo final, en un contexto complejo. Tuvo poco tiempo para ser evaluado, pero mostró contundencia en el primer balón aéreo.
Entrenador
Fran Escribá (5): Eligió mejor a los intérpretes y un plan que no pareció suyo. Con tres opciones, el equipo fue más armónico que en las últimas fechas. Con la ventaja ya lograda, se volvió frío y calculador, solo convencido de que bastaba con vencer. Jugó con el tiempo y también con el resultado, pero esta vez la moneda cayó del lado del triunfo, especialmente en un palo que llevaba el camino de los goles. Apoyado por una afición conmovedora, emocionante en todos los campos, logró volver a vencer. Y mañana no importará tanto que lo hiciera solo por la mínima.