El vallecano siguió fiel a su idea con (casi) los mismos jugadores que quedaron campeones. Y el salto ha sido, es, y si no hay refuerzos de calado en el mercado invernal, y será, brutal. No es una categoría solo, no es un peldaño más de Segunda a Primera. Ya lo dijo el director deportivo de la SD Huesca, Rubén García, en el podcast Universo Azulgrana: “Son más de siete escalones”.
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Morir con su bandera
Con (casi) los mismos mimbres que en Segunda y con el mismo estilo de juego, Míchel ha defendido su idea de posesión, de salir desde atrás, de jugar de tú a tú con independencia del rival. Se va con una sola victoria en liga, pero con muchos más empates que derrotas.
Se va Míchel por un planteamiento que no se podrá tildar de rácano y sí de valiente o, quizá, de temerario. Se va porque el pelotón no entró contra el Cádiz, contra el Villarreal o el Valencia. Se va porque no se supo amarrar el 1-3 contra el Granda en un empate que dejó sabor a derrota. Se marcha el entrenador que siempre hiló el mismo discurso y porque su idea, con estos mimbres, no cuajó en Primera y no encontró soluciones para jugar de otra forma.
Del Míchel que llegó al que se va, de la presión sufrida en poquito más de una temporada baste un repaso a las fotos. Para entender su sentimiento para con esta SD Huesca y su trabajo, las declaraciones tras el partido contra el Barça y a las cámaras de la televisión que tiene los derechos de la Liga: «Tengo miedo a perder mi trabajo». Al final, como se sabe, también los entrenadores son mortales.
El Betis, su ejecutor
60 partidos ha entrenado Míchel a esta SD Huesca. 60 partidos que terminaron en El Alcoraz con la derrota por 0 a 2 contra el Real Betis. El conjunto azulgrana se hunde en el último puesto de la clasificación con 12 puntos, a 6 de la salvación. Esta situación ha sido la culminante para que el club altoaragonés tomara la decisión de relevar al entrenador madrileño. Se busca un nuevo sustituto, y Asier Garitano es uno de los nombres que más fuerza toman.