La aragonesa Nieves Gil ha formado parte de la cordada del equipo de escalada que ha abierto la pared sur del Chekigo (6.257m) en el espectacular Valle del Rolwaling, en el Himalaya nepalí. Del 31 de septiembre al 5 de noviembre ha tenido lugar la Expedición del Equipo Femenino de Alpinismo FEDME, liderado por Marc Subirana, con el objetivo de escalar y abrir vías de nieve, hielo y mixto en montañas técnicas de más de 6.000 metros de altitud.
Después de evaluar las recomendaciones de la Guía de Rolwaling publicada en el Blog de Montaña de Barrabes y escrita por el Guía de Montaña UIAGM Jonathan Larrañaga, las alpinistas decidieron empezar por el Yalung Ri (5.650 metros de altitud) como primer objetivo de aclimatación. Lo ascendieron en tres jornadas.
También se aprovechó esta primera aclimatación para observar y fotografiar posibles objetivos de apertura en los valles circundantes. Después de un descanso en Na, como segunda actividad de aclimatación se optó por una más larga, de cuatro días, para subir al Pachermo (6.275 metros de altitud).
La aproximación resultó ser más pesada de lo previsto, a través de largas morrenas y terreno glaciar que ofrecían una progresión lenta e incómoda. El día de intento a cumbre se ascendió hasta una altura de 6.100 metros con lo que finalizó la aclimatación del grupo.
Ataque a la cara Sur
A continuación se presentó un período de muy mal tiempo que se prolongó varios días y que obligó a las alpinistas a buscar refugio en el albergue de Nagaon. Mientras, las paredes del valle se cubrieron de casi un metro de nieve. Pasada la borrasca, las alpinistas se centraron en el objetivo principal: las ascensión al Chekigo (6.257 metros de altitud) por su imponente cara sur. Tras dos días de porteos de material al pie de la pared y de establecer un campamento avanzado, las líneas escogidas para subir al Chekigo fueron ‘Sopeti’ 1.100m, MD+ abierta por Oriol Baró y Paula Alegre en 2014 y también una entrada directa a la vía ‘Mito Cha’ 1.000m, MD que asciende al Chekigo Oeste (6.190m).
En ascensiones de este tipo, en estilo ligero y en una cara sur, es necesario empezar muy temprano para encontrar mejores condiciones de nieve dura. Lo mejor es terminar pronto para rapelar cuanto antes y llegar de nuevo a la tienda con frontales. Se completa así una larga jornada de alpinismo que suele estar entorno a las 20 o 22 horas de actividad ininterrumpida.
El cansancio pasa factura
En este caso, las dos cordadas de alpinistas no pudieron terminar la ascensión al Chekigo por sus respectivas vías debido al cansancio acumulado y a la cantidad de nieve en altura, que hizo muy lenta y pesada su progresión.
El descenso es la parte más peligrosa de estas ascensiones ya que se realiza al terminar la actividad, cuando el cansancio es más acentuado, y porque es muy importante colocar bien todas las reuniones de rapel utilizando estacas de nieve, abalakovs, clavos, fisureros, puentes de roca, etc.
Los días siguientes los dedicaron a recuperarse en el pueblo de Nagaon y a acumular energía y motivación para lo que seria la última oportunidad de ascensión al Chekigo. Se planteó escalar por la cara oeste, una ascensión muy estética desde el pueblo de Beding, pero los fuertes vientos que estaban previstos, con rachas de hasta 90 kilómetros por hora, desaconsejaban totalmente cualquier intento por una cara oeste.
Finalmente se optó por intentar abrir una nueva ruta siguiendo un espolón del que nos había hablado Mikel Zabalza, en su primera parte rocoso y en su segunda mitad de nieve y hielo con algunos seracs en su parte superior.
De este modo el Equipo se volvió a dividir en dos cordadas y esta vez fueron Laia Duaigües junto con Nieves Gil y Marc Subirana quienes, tras 22 horas de actividad, dejaban abierto un nuevo itinerario (1.000m, MD) en la cara sur del Chekigo (6.257m) hasta la arista cimera, donde fueron rechazados por el fuerte viento y no pudieron alcanzar la cumbre.
Los demás miembros de la expedición Lucía Guichot, Amaia Agirre y Pablo Herraez (Guia UIAGM) realizaron una ruta de exploración más sencilla que ascendía a un collado entre Nepal y Tibet, en la zona de Langdung, fotografiando posibles ascensiones para un próximo viaje.