El margen de mejora de los donostiarras en este apartado es por tanto muy grande, tras un inicio de temporada que como mucho llega justo al aprobado -suma cuatro puntos en otros tantos partidos-, aunque sus verdaderos problemas se acrecientan como viajero.
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La Real, en todo el año, sólo suma dos triunfos a domicilio, el conseguido ante el Villarreal esta temporada en La Cerámica y otro en el mes de abril contra la U.D. Las Palmas cuando los isleños estaban casi con un pie en segunda en esos momentos.
Las carencias más acuciantes vuelven a situarse en la defensa porque dejar la portería a cero parece casi una misión imposible para los blanquiazules, que en estos nueve meses sólo lo han logrado fuera de Anoeta en sus encuentros ante el Betis, Eibar y contra Las Palmas, todos ellos con Miguel Ángel Moyá bajo la portería.
La derrota ante el Barcelona vino acompañada de críticas al trabajo del otro cancerbero realista, el argentino Gero Rulli, que con una estadística deficiente no ve precisamente su posición reforzada pues únicamente ante el Levante, Deportivo y Atlético de Madrid -todos en San Sebastián la pasada temporada- no encajó ningún tanto en 2018.
También colaboró en el 5-0 que la Real endosó en su mejor partido de los últimos meses al Girona, aunque en ese choque jugó la segunda parte, tras lesionarse Moyá, con el encuentro ya claramente decantado en favor de los blanquiazules.
