ZARAGOZA | “Ha sido un empate agridulce“, expresaba Víctor Fernández en la rueda de prensa posterior al 0-0 entre Real Zaragoza y Málaga del pasado domingo en La Romareda. Cualquier zaragocista te diría que el resultado fue más agrio que dulce. Nadie en el conjunto local dio la talla en ningún momento del partido, pese a jugar contra diez durante más de sesenta minutos. Tras el peor partido del equipo blanquillo en lo que va de temporada, la autocrítica brilló por su ausencia.
Durante su comparecencia ante los medios, Víctor quiso poner en valor la portería a cero que su equipo logró. El Real Zaragoza, pese a su buen inicio esta campaña, llevaba más de dos meses sin dejar a su rival sin anotar. Es cierto que esta vez lo logró ante un Málaga que se quedó sin su mejor jugador en el minuto 35. También es verdad que, más allá de la portería a cero, no hay nada positivo que sacar del partido del conjunto maño. Tanto jugadores como cuerpo técnico estuvieron desacertados antes, durante y después del encuentro.
El Real Zaragoza estaba obligado a ganar para no descolgarse en la clasificación. Quizá no era el partido ideal para rotar. Aún así, Víctor alineó como titulares a Pau Sans y Adu Ares, dejando a Liso en el banquillo. Tras el descanso, al ver que su planteamiento inicial no funcionaba y que su equipo jugaba en superioridad numérica e inferioridad de ganas, optó por dar entrada a Liso y esperar que este desatascara el ataque blanquillo. Nada más lejos de la realidad.
Falto de ideas, el técnico maño se pasó la segunda parte realizando cambios sin mucho sentido y a destiempo. Sustituyó a Pau Sans dando entrada a Luna y sentó a Francho para que entrara Alberto Marí, de quien tendremos que hablar, y no precisamente para bien. Pero el colmo llegó en el ’94 cuando, como si de un cambio para perder tiempo se tratara, sacó a Bermejo, que no tuvo tiempo para nada.
Por tanto, es preocupante que, en la rueda de prensa post-partido, Víctor no hiciera apenas autocrítica. Porque lo ocurrido el pasado domingo no fue mala suerte. Fue cuestión de rasmia. No es sólo perder dos puntos, son las sensaciones. Nadie mostró un mínimo de pundonor y, cuando eso ocurre, no hay ‘agridulces’ que valgan. Ya hemos vivido esto antes y nunca ha acabado bien. Menos buenismo y más autocrítica.