El Huesca es el campeón de la Segunda División. Se fue a Gijón para ganar la competición y lo ha hecho. Necesitaba la victoria y combinarla con una derrota del Cádiz contra un Albacete muy posiblemente contrariado por el aplazamiento del Dépor – Fuenlabrada. Míchel propuso sobre el campo cambios respecto a la anterior jornada. Lógico y esperado que Yañez volviera a la portería, Mboula partiera desde el inicio más la inclusión de Nwakali y Raba.
Y con el trabajo hecho, el Huesca despejó cualquier atisbo de duda para quien pensara que iba a salir relajado. Era tan deseoso terminar como primero que metió intensidad desde el minuto uno. Sin duda, el premio era más que goloso. Mariño le quitó el gol a Raba. Buscó colocarla y el portero del Sporting tuvo que sacar su manopla derecha para llevarla a córner. Había aparecido Raba entre líneas para ponerle el balón al canario sin llegar a los 20 minutos de juego.

Bien posicionado sobre el césped, el dominio de los de Míchel era claro ante un Sporting que se fue replegando por imperativo del Huesca que quería ser campeón. Pasada la media hora de juego, Mir se aprovechó de una mala cesión de Cordero para encarar la portería astur y eligió la peor opción. Disparó sin ningún tipo de fe. Fue más un pase cuando Cristo llegaba por su izquierda solo y en carrera.
Un Huesca más individual
La jugada era ejemplo de por dónde se dibujaba el partido. La propuesta de fútbol del Huesca tomaba el camino de la individualidad en vez de la de equipo. Respondió Carmona que no ajustó su zurda y puso el balón que le mandó Álvaro en el lateral de la portería de Yañez. El partido se volvió como la cuerda de un yo-yo sin tensión, flácido. El empuje inicial del Huesca se fue apagando. Y sin ocasiones claras en ninguna de las dos áreas -también es cierto que la llegada de los locales fue casi testimonial- el primer acto se apagó.
Míchel sacó del campo a Mir para meter a Okazaki, que es pura entrega. El japonés es pundonor puro. No da un balón por perdido como no pierde la sonrisa, le hagan una falta o no le pasen una bola clara. Míchel agitó a su equipo con la incorporación de Rico, Sergio Gómez y Ferreiro. Djukic cambió dos piezas de su centro del campo y el empate seguía consolidado hasta que Rico recuperó un balón, montó un ataque fulgurante para que Cristo, Okazaki y Sergio Gómez diera un pase atrás para que el tinerfeño la colocará dulcemente en las redes de Mariño. Casualidades de la vida, el VAR actuó en el Carranza para ver si el Albacete se adelantaba en el marcador. Lo invalidó. Luego no. Castigó al Cádiz con un penalti y los manchegos lograron la permanencia y permitió al Huesca ser campeón de Segunda División.
Ficha técnica
Sporting: Mariño; Pérez, Cordero, Molinero, Bogdan; Gaspar, Gragera (Manu García 65’), Díaz (Javi Fuego 65’), Carmona (Berto 76’); Álvaro, Méndez (Murillo 76’).
SD Huesca: Yañez; Miguelón, Pulido, Datkovic, Galán; Cristo (Juan Carlos 80’), Eugeni (Rico 63’), Nkawali; Mboula (Sergio Gómez 63’), Rafa Mir (Okazaki 52’), Raba (Ferreiro 63’).
Goles: 0-1 min. 72 Cristo.
Árbitro: Gorka Sagués Oscoz. Amarilla Mir 49’, Gragera 51’, Gaspar 71’, Galán 83′
Incidencias: pasillo de los jugadores del Sporting y los árbitros a los jugadores de la SD Huesca.
Fotos de la celebración por el campeonato