ZARAGOZA | Francho Serrano le puso palabras a una impresión, a la ilusión que acaba de nacer. El Zaragoza encadena ocho partidos sin derrota y ha sumado dos victorias consecutivas. En el último tramo, se ha visto al equipo más reconocible de la temporada, al más coherente, trabajado y coral. Al verlo uno piensa en las cosas que no han pasado en el camino y se vuelve melancólico: reflexiona sobre lo que pudo ser y no fue. A cambio, se ilusiona con lo que todavía podría pasar, con un 3% que ya es un fenómeno viral.
En la fase defensiva, Escribá ha descubierto la línea más fiable de la temporada. Y en el juego, el equipo parece otro. Mientras Azón le da un sentido coral a todas las cosas, Simeone marca goles de pillo y de potrero. Bermejo enciende la luz de los ataques y Bebé decide por su cuenta. Detrás de ese arsenal, Francho Serrano y Jaume Grau hacen que encajen todas las piezas. Grau ve el fútbol de cara. Elegante, juega en corto y piensa en largo. Serrano impulsa al equipo a la carrera y planea los ataques desde el perfil diestro. Allí coincide, en mejor forma que nunca, con Bermejo y Gámez para formar un triángulo isósceles.
La afición recurre más a la numerología que a la estadística. Confía también en el poder de las dinámicas y en la magia del deporte. En el fútbol, nada es imposible hasta que se demuestre lo contrario. Con la salvación ya firmada, el Zaragoza apura unas opciones que todavía son remotas. Francho Serrano le puso palabras a la receta más válida de este juego: el día a día. El mediocampista anunció que todo pasa por ganar en Eibar.