Trofeo Eusebio Vélez: dureza alavesa para abrir el fin de semana
El primero de los desafíos llegará con el Trofeo Eusebio Vélez, una de las competiciones más longevas y prestigiosas del calendario vasco, que en esta edición presenta el recorrido más exigente de sus últimas tres décadas.
Los corredores afrontarán 137 kilómetros en torno a Durana, con la cota de Gatzaga como gran protagonista, una subida que se ascenderá hasta en tres ocasiones. Sus casi 3 kilómetros con rampas del 18% pondrán a prueba las piernas y el temple del pelotón en una jornada que promete selecciones naturales desde bien temprano.
La prueba exigirá no solo fortaleza física, sino también estrategia, colocación y capacidad de recuperación, claves en un circuito que no deja margen para el respiro.
Memorial Cirilo Zunzarren: los muros de Estella dictan sentencia
Un día después, el equipo aragonés se desplazará a Estella (Navarra) para disputar el Memorial Cirilo Zunzarren, otra clásica de primavera que mantiene su recorrido tradicional, plagado de muros y subidas que marcan diferencias.
La carrera incluye cinco puertos puntuables:
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Arradia (1ª)
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Lezáun (2ª)
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Eraul (2ª)
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Olejua (3ª)
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Grocin (3ª)
Lezáun y Eraul, en los últimos kilómetros, son ya parte de la historia de la prueba y suelen actuar como jueces definitivos en una jornada que exige fondo, explosividad y nervios de acero.
Ocho corredores en busca del protagonismo
Para esta doble cita en el norte, Torres – Sobato alineará a un bloque compacto y competitivo, con presencia internacional y juventud con proyección. Los seleccionados son:
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Ismael Castaño
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Alberto Domens
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Ranses García
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Will Kirkham
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Joel Morales
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Asger Paaske
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Callum Twelves
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Marc Villalba
Un grupo con experiencia en pruebas de esta dureza, donde los muros, el clima y el ritmo alto marcan la diferencia.
El Norte, una escuela de ciclismo
La participación de Torres – Sobato en estas dos pruebas refuerza la apuesta del equipo por competir al más alto nivel en el calendario nacional, enfrentándose a las mejores canteras y estructuras sub23 y élite del país. El ciclismo vasco-navarro, con su tradición y exigencia, sigue siendo el escenario ideal para formar ciclistas completos, y los aragoneses quieren dejar su huella en cada kilómetro.
