No ha podido ser. Luis Alberto Hernando llegó fuerte a Chamonix, a la carrera más mediática del mundo, y un esguince de tobillo ha echado por tierra sus esperanzas de volver a subir al podio. Las 100 millas (170 kilómetros) de la prueba le sacan de su zona de confort. Lo sabe bien. Ya dijo que es una prueba larga para él y se mostró seguro de que iba a “sufrir”. El burgalés afincado en Jaca es un animal competitivo. Nunca sale a pasearse. Siempre compite. Y con la misma naturalidad con la que dibujó un ‘Je t’aime’ de fondo antológico y que colgó en las redes el día anterior de la carrera, esta noche ha dado explicaciones sencillas del porqué no podía seguir.
Reconoció que había llegado bien a Chamonix. Conseguir el campeonato del mundo al principio de la temporada de trail le liberó de cualquier tipo de presión. Niega que tenga una relación de amor odio con esta prueba e insiste es que es muy larga. Quizá por ello, esta temporada ha descartado muchas pruebas, aligeró su calendario, se quitó viajes y ganó en entrenamientos de calidad compitiendo cerca de Jaca. Físicamente se encontraba fuerte, pero el esguince en el descenso de Checrouit Maison Vieille le apartó del camino de la gloria.
En Courmeayeur –hacia el kilómetro 80- tomó la decisión por la lesión que se produjo cuatro kilómetros antes. Allí le esperaba su señora, Nieves. El mejor apoyo para una retirada. La carrera también ha dejado fuera a otro de los grandes favoritos. Kilian Jornet no pudo seguir debido a la picadura de una abeja que le produjo una reacción alérgica y le obligó a abandonar.