HUESCA| Con el objetivo inicial (permanencia) virtualmente conseguido desde hace algunas semanas, la temporada del Huesca da sus últimos coletazos con una continua pelea entre la razón y los sueños (‘play-off’). Si algo ha demostrado Ziganda y su equipo es ser precisamente eso, un equipo razonable. Sin grandes alardes, no ha necesitado exponerse demasiado ni jugar a tumba abierta para, semana a semana, acercarse a su objetivo. Punto a punto. Pero el fútbol también es pasión. Y corazón.
Y ese intangible canchero e irracional, parte también importante en la vida y en el deporte, lleva pidiendo a muchos algo más desde algunos partidos. Quizá los dos últimos sobretodo. Primero en Santander y después en el derbi. Dos encuentros con contextos muy diferentes en los que el Huesca ha seguido sumando sin ganar. Dos partidos que han vuelto a florecer la pregunta de qué pasaría si Ziganda tratase de arriesgar mínimamente más. Probablemente es una cuestión de confianza. También de realismo. Y del estilo y el conocimiento en la categoría que han consolidado al entrenador de Larrainzar como una autoridad en Segunda División.
La plantilla del Huesca tiene una fisionomía especial. Es una mezcla entre los últimos recuerdos de la etapa en primera, jugadores de la categoría o chicos que ambicionan consolidarse en ella. En medio de tiempos convulsos y un camino futbolístico descafeinado desde hace un par de veranos, Ziganda ha sabido aportar cordura, empaque y realismo. Con la premisa clara de no perder al final lo construido durante el grueso de los partidos. Pero, ¿cuándo volverá a tener el Huesca una plantilla que cueste nueve millones?
El inicio de temporada marcó a Ziganda
Quizá si en aquellos lejanos partidos en Albacete o ante el Cartagena, el Huesca hubiese ganado tras ser osado, hoy la versión de los azulgranas sería algo más eléctrica en los minutos finales. Dos golpes duros en tiempos demasiado prematuros que devolvieron a Ziganda a su clásica vía para obtener resultados. Esa que tira del cerebro, del trabajo, del método y la frialdad.
¿Conformismo?
El Huesca sumó dos puntos más en la última semana pero también perdió la oportunidad de recortar distancia con la sexta plaza. Un puesto que nunca estuvo entre los marcados pero que ha podido estar más cerca de lo que parecía. A 10 jornadas para el final, el cerebro vuelve a ponerse por delante del corazón, mientras éste sigue rumiando aquella pregunta que dice, ¿y si sí podía?