ZARAGOZA| Casademont Zaragoza cierra un difícil mes de marzo enfrentándose al Baskonia en el Buesa Arena, un pabellón que nunca se le ha dado bien al club maño. Los rojillos buscarán una victoria que les acerque a la permanencia frente a unos vitorianos que están viviendo una de sus temporadas más irregulares.
El conjunto maño llega a la 27ª jornada de la competición con el objetivo de conseguir la undécima victoria, algo que dejaría la permanencia prácticamente atada. Doce son el número de triunfos que suelen marcar la salvación matemática, una cantidad que parece que incluso será demasiado, viendo la dificultad de los equipos de abajo para conseguir triunfos con cierta regularidad. Los de Fisac están en una buena posición para seguir en la máxima competición nacional una temporada más, pero no se pueden despistar debido a la igualdad que hay en la zona baja de la tabla.
Pese a la derrota en Andorra en el último partido (85-80), parece que el conjunto aragonés está terminando bien un mes de marzo muy complicado. Las derrotas abultadas a principio de mes frente al FC Barcelona y Dreamland Gran Canaria, y la dura eliminación en Fiba Europe Cup a manos del Niners Chemnitz alemán hicieron daño a un equipo que, a partir de la clave victoria frente a Zunder Palencia, la recuperación de Mark Smith y la incorporación de Finn Delany, ha ido a más.
Enfrente estará un Baskonia al que el Casademont ha ganado en su feudo en contadas ocasiones, la última vez en el primer partido de los históricos cuartos de play-off de la temporada 18-19, en una memorable victoria por 81-91. El cuadro maño lo volverá a intentar, pero los vitorianos no se lo pondrán nada fácil. Llegan tras sufrir dos dolorosas derrotas; la primera, en el derbi vasco frente a Surne Bilbao Basket con un triple de los bilbaínos en el último segundo (82-80), y la más reciente, un abultado tropiezo el pasado jueves frente al Anadolu Efes turco en Euroliga (76-97). La situación es complicada y, con el paso de los partidos, las alarmas cada vez suenan con más fuerza en el entorno alavés.
El conjunto baskonista está viviendo una temporada muy irregular. Una mala planificación deportiva en verano tuvo como primera consecuencia la destitución de su entrenador Joan Peñarroya. Entonces, llegó uno de los apagafuegos de confianza, como es el veterano Dusko Ivanovic, que había sido despedido de Estrella Roja unas semanas antes. Durante las primeras semanas parecía que la situación mejoraba, pero la salida de Nico Mannion, uno de los fichajes estrella del verano, motivó que tuvieran que volver al mercado. Llegó Chris Chiozza y, unos meses más tarde, a raíz de muchos problemas físicos, incorporaron al también base Jordan Theodore, que fue pretendido por Porfi Fisac la temporada pasada.
De la mano del liderazgo de Markus Howard, el espectáculo de Chima Moneke y el trabajo duro de Tadas Sedekerskis, el Baskonia se encuentra en una buena posición en la Euroliga, situándose novenos dentro del play-in. Sin embargo, en Liga Endesa la situación es muy preocupante. Actualmente, se encuentran en décima posición, a una victoria del octavo clasificado. Es una situación totalmente anormal, teniendo en cuenta la historia y el nivel de exigencia al que está sometido el conjunto vitoriano, por lo que le urge conseguir victorias de manera regular.
Por lo tanto, será un encuentro entre dos equipos con hambre de victoria y con necesidad de ello para acercarse al objetivo. Por una parte, la permanencia, y, por otro lado, estar entre los ocho primeros. Lo que es seguro es que será un partido de alto voltaje.