No hubo movimientos ni sorpresas en el último día de mercado de la SD Huesca. Encima de la mesa hasta cuatro operaciones que finalmente no cristalizaron: la salida de Gaich -que era la clave para la llegada de un nuevo delantero- y las cesiones de Enzo Lombardo y Kelechi Nwakali.
La incorporación de un delantero que culminase la renovación casi total en esa parcela era una prioridad. La llegada de Poveda satisfacía al club pero se buscaba un nuevo destino para Gaich y un sustituto de garantías. El mercado quiso que no se llevase a cabo, pese a que el argentino tenía ofertas de su país natal y de algún que otro destino europeo.
La cesión de Lombardo era puramente estratégica. Desde el club se buscaba que el jugador tuviese más minutos y protagonismo en Segunda División en esta segunda vuelta liguera. Xisco Muñoz fue quien paró la operación -el Lugo estaba muy interesado en contar con sus servicios- porque cuenta con un extremo que puede aportar desborde y velocidad en ciertas fases del partido.
El caso Nwakali -que volaba a Huesca con cinco días de retraso tras participar en la Copa África- es bien diferente a los demás. Está claro que es un jugador de calidad para Segunda División, pero desde el club están cansados de sus indisciplinas. Se le buscó salida hasta el último minuto y estuvo a punto de cristalizar dirección Burgos. Ya había acuerdo entre clubes pero las pretensiones del agente del jugador terminaron por truncar el acuerdo sobre la bocina. Nwakali seguirá a las órdenes de Xisco a la espera de que acabe la temporada y cumplir su deseo de jugar en la Premier inglesa. Son palabras mayores.