ZARAGOZA | En el discurso de Fran Escribá siempre hubo pausa, también desde el drama. Su Zaragoza vive ahora un momento feliz, a pesar de que se haya topado con las primeras dudas del curso. En Andorra volvió a vencer, pero en la segunda mitad encontró muchas razones para no hacerlo. El técnico valoró la segunda mitad de los suyos y utilizó una expresión muy paternal, “francamente disgustado”, que pudo doler más que el más despiadado de todos los insultos.
Unos días más tarde volvió a aparecer ante los micrófonos, en la previa del tercer duelo en siete días. Mañana se medirá al Alcorcón, en busca de un triunfo que cambie por completo los vientos. En rueda de prensa, Escribá puso el foco en una noción clave: en la comunión de la grada con el equipo, en un apoyo unánime e incondicional. Basta recordar una historia que se ha hecho célebre estos días para entender que el zaragocismo puede parecer, a veces, la más bonita de todas las causas.
Rubén, un niño que actuaba como recogepelotas del Andorra, se ha convertido en un símbolo muy especial de esa idea. Los orígenes de su familia parten de la localidad zaragozana de Mainar. En el duelo del jueves, muy próximo a los aficionados desplazados al Principado, fue el receptor de muchos cánticos, el mejor portavoz de un sentimiento. El chico dejó ante las cámaras su testimonio: “esto ha sido inolvidable”. Y una de las cuentas más reconocidas del zaragocismo, Avispa Almogávar, le dio la bienvenida a su manera: “Bienvenido al mañicomio”.
En ese lugar, Escribá sabe que se juega con la exigencia y la repercusión. Sabe también que el fondo importa, pero que siempre se cuestionarán las formas cuando no sean buenas. El duelo ante el Alcorcón ofrece una bonita oportunidad. El Zaragoza acumula esfuerzos en una semana, mientras la ciudad prepara una fiesta que siempre pareció universal.
Vencer, con el fútbol de su parte, puede ser el premio más buscado, el punto de partida ideal para la ciudad y su afición en unas fechas señaladas. En Las Fiestas del Pilar más zaragocistas de los últimos tiempos, Cristian Álvarez, el héroe adoptivo, actuará como telonero. Ante el Alcorcón, Escribá quiere que el fútbol sea también una fiesta. Por los zaragocistas que se encuentran y los que ya estaban, por el mañicomio y una grada conmovedora. Por todos ellos, mañana no podemos perder.