Y es que, cuando las dudas rodean al equipo, cuando la dinámica es negativa y llega un nuevo entrenador que no apuesta por él en un primero momento… En esos momentos, es capaz de volver a levantarse, luchar y demostrar que es un pilar fundamental de este equipo. Ferreiro es un ejemplo de futbolista y de persona. Después de su actuación ante el Celta de Vigo, se ganó el MVP en la encuesta Tumasa por segunda vez consecutiva.
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El ‘7’ azulgrana fue todo lo que Pacheta le exige, como bien él ha comentado en las últimas ruedas de prensa. En un partido abierto, de muchos espacios y poca contundencia defensiva, su rol fue determinante para desatascar a los oscenses. Ganó nueve de trece duelos, forzó tres faltas y completó el 75% de los pases convirtiéndose en el jugador más centrado de toda la liga.
Un gol echado por tierra
El gol que marcó para empatar el partido a 3 fue la guinda a un pastel que al final resultó no estar tan bueno como aparentaba. Ferreiro no perdonó el centro de Galán para firmar su segundo tanto de la temporada y un gol que desataba la euforia en la SD Huesca. La imagen del gallego cerrando los ojos y soltando un suspiro de alivio representó a toda la afición altoaragonesa en esos momentos. En un partido tan loco, los de Pacheta volvían a tener la oportunidad de poder llevarse la victoria.
Por desgracia, no fue así y el golpe no tardó en llegar; concretamente tres minutos después. Dolido, el lucense admitió en el postpartido que los azulgranas habían dejado campar a sus anchas al Celta aunque en ningún momento mostró signos de bajón anímico. «Hubiese preferido sumar los tres puntos y no marcar, a lo contrario», añadió. Ferreiro no rebla, y si uno de los grandes estandartes de este club no lo hace, habrá que creer.