En los últimos seis partidos, los azulgranas han encajado un total de cinco goles, únicamente contando la primera media hora de juego. Números que ponen en duda la concentración con la que comienzan los oscenses cada partido. Por ello, la sensación que produce este tipo de inicios es que la SD Huesca necesita que el rival se adelante para comenzar a atacar al área rival.
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Sin irnos más lejos, la derrota en Ibiza comenzó con un gol encajado en el tercer minuto de encuentro. El equipo comenzó permitiendo muchos espacios al rival pese a mantener la defensa de cinco atrás, muy vulnerable en Can Misses. Sin embargo, los oscenses empataron con rapidez el duelo con un gol polémico de Joaquín Muñoz.
Esto no es la primera vez que sucede. Sin contar el anterior, la última jornada a domicilio los de Xisco permitieron al Real Oviedo anotar tres goles en la primera media hora. Una primera parte desastrosa que tuvo que ser la dosis fundamental para enchufar a los aragoneses, quienes terminaron empatando el electrónico.
Un gol en contra al inicio, dosis necesaria para que el Huesca reaccione
También sucedió hace poco contra la SD Ponferradina. Dani Ojeda anotó de manera temprana en el minuto 8 de partido. Pese a que, posteriormente, la SD Huesca empató el marcador, los rivales lograron derrotar a los de Xisco en los instantes finales. Son varios los tantos que el equipo ha encajado al inicio de cada encuentro y que han sido necesarios para una reacción posterior.
Ahora bien. ¿Necesita el Huesca encajar un gol para reaccionar? ¿Es cuestión de concentración? ¿O de intensidad? La realidad es que la cifra asusta. Un gol que te obliga a remar durante los noventa minutos con desventaja en el marcador. Los oscenses, en caso hipotético de no haber encajado dichos goles, se situarían únicamente a dos puntos de las posiciones de play-offs. Unos puestos que con el paso de las jornadas se alejan y cada vez parecen más utópicos.